Aplastar a los 4 viejos, objetivo del chino de hoy

 

La Revolución Cultural Proletaria que ha sacudido al mundo, tiene por meta acabar con la vieja cultura, los viejos hábitos, la vieja ideología y las viejas costumbres.

Las noticias que propala la prensa de Hong Kong y del mundo son inquietantes. Parece ser que China se encuentra envuelta en una histeria revolucionaria, en un verdadero terror rojo, dominada por desenfrenadas multitudes de “guardias rojas” que cometen toda clase de desmanes, atropellos y violencias. Se informa de que los chinos, poseídos de un desenfrenado odio anti-burgués y anti-occidental, tratan de suprimir todo vestigio de su pasado cultural, de eliminar hasta la manifestación de sentimientos humanos de amor filial, por considerarlos burgueses.

La prensa de Hong Kong por ejemplo, hizo un verdadero escándalo por la expulsión de ocho monjas europeas, especialmente por el hecho de que una de ellas murió poco después de cruzar la frontera hacia Hong Kong. A pesar de que esa monja tenía 85 años de edad y seguramente el ajetreo de la expulsión y del viaje la afectó seriamente, se atribuyó su muerte a los malos tratos y torturas por parte de los “guardias rojas”.

También se publican constantemente “casos” como el de un residente de Hong Kong, que habiendo tenido que ir a Cantón por la gravedad de su madre, informaba haber sido objeto de una serie de maltratos y severas críticas y mofas, por el hecho de haber llorado al fallecer la autora de sus días.

En esta atmósfera llegamos a China el 8 de septiembre, con el ánimo de saber la verdad sobre lo que está pasando en ese Gran País, que con sus 700 millones de habitantes, la cuarta parte de la población de la Tierra, está ejerciendo una poderosa influencia en el curso de los acontecimientos mundiales.

Gran movilización de la juventud

La visita a las tres ciudades más importantes de China: Shanghai, Pekín y Cantón, produce una impresión formidable. Las calles se encuentran prácticamente inundadas de jóvenes con brazaletes rojos y letras amarillas, que los identifican como “guardias rojas”. Parece que están de fiesta. Marchan en grupos ordenados, cantando canciones revolucionarias, lanzando porras al presidente Mao, al Partido Comunista y a la Revolución Cultural Proletaria y hacen tremendo ruido con tambores, platillos y otros instrumentos musicales. Desde temprana hora del día y hasta muy avanzada la noche, la juventud manifiesta su entusiasmo y su devoción por el presiente Mao y el Partido Comunista.

También se observan numerosos grupos de personas de todas las edades y ocupación, congregados frente a grandes periódicos murales, llamados Ta Tzi Bao, que son fijados en las paredes, postes y hasta en los árboles, y en los que los “guardias rojas” y los obreros y estudiantes exponen sus críticas a los “cuatro viejos” y también sus autocríticas. El Ta Tzi Bao es un instrumento de primera importancia en la lucha por la Revolución Cultural Proletaria.

En Pekín, la capital, se realizan, además, gigantescas concentraciones de jóvenes “guardias rojas”, procedentes de todo el país, que tienen por objeto el intercambio de experiencias en la lucha por la Revolución Cultural y dar la oportunidad a los “guardias rojas” de que conozcan a los principales dirigentes del Partido Comunista Chino, especialmente a su líder, el presidente Mao. De estas concentraciones se han realizado ya tres, con una participación de 1 millón de jóvenes en dos de ellas y de medio millón en otra.

Nos tocó en suerte observar la gran concentración realizada el día 15 de septiembre en la plaza de Tien En Men y que tuvo una concurrencia de un millón de “guardias rojas”. Aunque la hora señalada para el acto de encuentro con el presidente Mao y los demás dirigentes chinos era las 5 de la tarde, los contingentes de jóvenes iniciaron su movilización hacia la plaza de Tien En Men alrededor de las 5 de la mañana.

Fue aquel un espectáculo imponente. Grandes columnas debidamente organizadas y disciplinadas, con banderas rojas y grandes retratos del presidente Mao, fueron desfilando hacia la plaza, cantando canciones revolucionarias en voga, dedicadas en su mayoría a Mao Tse Tung y al socialismo. Las porras eran atronadoras.

Para las cinco de la tarde, la plazas y las grandes avenidas adyacentes, se encontraban verdaderamente abarrotadas de “guardias rojas” y de algunas unidades del Ejército Nacional de Liberación que en su inmensa mayoría son muy jóvenes también. La aparición de Mao, Lin Piao, Chu En-lai y demás dirigentes chinos fue subrayada con un estruendoso y prolongadísimo aplauso, seguido de porras y expresiones de júbilo delirante. Los jóvenes agitaban sus banderas, los grandes retratos de Mao y levantaban en alto su “librito rojo” de citas de las obras del presidente Mao Tse Tung.

Lin Piao del Ejército Nacional de Liberación y de los “guardias rojas” pronunció el discurso principal, en el que dio la bienvenida a los jóvenes, dándoles el más sólido apoyo en su lucha por la transformación cultural de China y en el que dio directivas sobre la manera en que debía llevarse adelante. También Chou En-lai pronunció un discurso, de tónica parecida al de Lin Piao.

Después del acto y de que comisiones de “guardias rojas” fueron recibidos en las tribunas por Mao Tse Tung y demás dirigentes, se inició la desmovilización. Todavía después de las once de la noche las columnas de “guardias rojas” marchaban por las principales avenidas de Pekín, con un entusiasmo y un fervor revolucionario inalterable, a pesar de las largas horas de la jornada.

Este es el espectáculo que ofrece la China de estos días. Los “guardias rojas” se encuentran en permanente movilización. En toda China dominan el escenario. Con actividad febril escriben Ta Tzi Baos en los cuales lanzan críticas contra los “cuatro viejos” y hacen sugestiones sobre medidas a tomar para destruirlos. Desde denuncias a funcionarios, administradores, etc., que no observan una conducta revolucionaria, hasta la sugestión del cambio de nombre de calles, parques, plazas e instituciones y análisis críticos de obras literarias, científicas y artísticas que consideran contrarias al socialismo y el avance hacia el comunismo.

El “librito rojo”

La Revolución Cultural Proletaria tiene como centro de inspiración el pensamiento de Mao Tse Tung. Se han editado millones de “libritos rojos” que contienen una selección de citas de las obras del dirigente chino. Se ha decidido además hacer una edición de 35 millones de ejemplares de las obras completas Mao. Por doquier se ven letreros con alguna cita de dichas obras: en los edificios públicos, en los ferrocarriles, en los aviones, en las calles, etc.

El “librito rojo” es el medio esencial para la preparación ideológica de la juventud, de los obreros y de los campesinos. Es también fuente de inspiración y de fortalecimiento de la voluntad para estudiar mejor y para realizar mejor el trabajo. Cuando un estudiante, un obrero o un miembro de una comuna afronta una dificultad, recurre a la lectura de su “librito rojo” para fortalecer su decisión revolucionaria y superar esa dificultad.

Los espectáculos son precedidos por la lectura de alguna cita del presidente Mao, contenida en el “libro rojo”. E igual sucede en las reuniones de obreros, de campesinos, de empleados y de estudiantes.

Los “cuatro viejos”

Los dirigentes chinos, con el conocimiento tan profundo que tienen de su pueblo, han dado expresión a la lucha por la Revolución Cultural Proletaria en forma por demás gráfica y accesible para todo el mundo. Se trata, en esencia, de luchar contra los “cuatro viejos” no debe entenderse todo lo pasado. Solamente se pretende extirpar de China todo lo pasado que obstaculice la construcción del socialismo y el avance hacia el comunismo. Deberá conservarse en cambio, todo aquello que favorezca esa transformación o aquello que no lo perjudique.

De esta suerte, se recomienda el ataque a fondo contra de la ideología burguesa y feudal, que está frenando la formación de una ideología proletaria. Se lucha en contra de las viejas concepciones culturales que no corresponden a las necesidades presentes y futuras del régimen socialista. En cuestiones históricas, por ejemplo, se lucha por eliminar las corrientes que consideran a la historia como una sucesión de hechos en los cuales los personajes centrales son los emperadores, los reyes, los primeros ministros y los generales, y no las luchas populares en contra de la opresión y la explotación. En igual forma, se trata de desarraigar del pueblo chino, los hábitos y costumbres adquiridos durante milenios de vida feudal y de dominación capitalista, porque esos hábitos y costumbres están obstaculizando el progreso. Como ejemplo, vale la pena referirnos a las ideas chinas tradicionales sobre el culto a los muertos.

El chino tradicional acostumbraba sepultar a sus muertos en su propio solar o en un lugar adyacente dentro de su tierra de labor. Con el transcurso del tiempo las tumbas iban ocupando cada vez más espacio, sustrayendo el cultivo o de otros usos, esas tierras. De esta manera, “los muertos se iban comiendo a los vivos”, porque los empobrecían. Además, las tumbas, que eran lugares de reverencia, impedían la revolución agrícola que implica la nivelación de tierras, el uso de la maquinaria moderna, etc. Ha sido necesario cambiar las ideas tradicionalistas del chino para convencerlos de la necesidad de llevar a los muertos a cementerios y poder hacer un uso integral de las tierras.

Ante la Revolución Cultural Proletaria que ahora está en el centro de las preocupaciones chinas, surgen una serie de interrogantes. ¿Por qué se ha lanzado precisamente ahora? ¿Es un fenómeno puramente chino o de proyección mundial? En caso de que fuera un fenómeno solamente chino ¿tendrá influencia en el resto del mundo y en qué direcciones? ¿Tendrá éxito, como se lo proponen los dirigentes chinos? ¿Contribuirá a la lucha contra el imperialismo? ¿Alejará al mundo del peligro de una guerra total o será un factor que aumente los peligros de una hecatombe?♦

Ceceña, José Luis [1966], "Aplastar a los 4 viejos, objetivo del chino de hoy", México, Revista Siempre!, 694: 20-21, 12 de octubre.