Siempre! en el mundo del destino China, 1966

 

Bastaría cerrar una llave para que Hong Kong dejara de ser colonia de Inglaterra, pero esta ciudad china en un 99% llena hoy una gran misión.

Pekín, septiembre, 1966.

Hong Kong, el "Puerto Fragante", que debió su origen a la Guerra del Opio, manifestación de la expansión imperialista de Inglaterra a mediados del siglo pasado, está jugando actualmente un papel de una gran significación. Situado en el cruce de los caminos del Lejano Oriente, es actualmente el principal punto de contacto directo entre el "Mundo Occidental" y la "China Roja". Como puerto libre, es un punto de confluencia de los productos de todo el mundo, igual de los países capitalistas, como de los socialistas, particularmente los de China. En su reducida extensión, se realizan transacciones de mercancías japonesas, inglesas, norteamericanas, francesas, italianas, suizas, indias, alemanas y chinas. Y además a los precios más bajos del mundo.

Hong Kong es una colonia británica que consta de tres partes: la Isla de Hong Kong, arrebatada a China en 1842, con una extensión de 29 millas cuadradas, y que aloja a 1 200 000 personas, la Península de Kowloon ("nueve dragones") con extensión de apenas 3 millas y en la que habitan cerca de 2 millones de personas, y segregada también de China mediante intervención armada, en 1860; finalmente, los llamados "Nuevos Territorios" que comprenden una faja de unas 365 millas cuadradas, con alrededor de 500,000 habitantes y que fue obtenida en arrendamiento del gobierno chino, en 1898, por un período de 99 años.

La población de Hong Kong es china en su aplastante mayoría, nada menos que el 99% del total. La población no china está integrada como sigue: aproximadamente 15,000 súbditos británicos, 3,500 norteamericanos, 2,100 portugueses, 1,700 japoneses y un número menor de otras nacionalidades.

Hong Kong, centro de vicio

Por espacio de un siglo Hong Kong vivió fundamentalmente del comercio del opio, del té y también de la prostitución. En la historia de la expansión económica y territorial de Inglaterra, Hong Kong tiene un lugar destacado. Fue la puerta de entrada para el comercio del opio, droga que tantos estragos causó en la salud del pueblo chino. Aquí la desgracia de China estuvo unida a la de la India, que con anterioridad había sido conquistada por la Compañía Inglesa de las Indias Orientales y en donde los ingleses desarrollaron en gran escala el cultivo de la adormidera. A cañonazos los ingleses abrieron el mercado chino para el opio.

Hong Kong sirvió a los ingleses para sacar de China el té (al que eran grandes aficionados) de buena calidad y en condiciones extremadamente favorables. Así, una droga y un estimulante dieron vida a Hong Kong durante muchas décadas. A ellos se agregaron los compañeros inseparables del imperialismo: la prostitución, el tráfico de todo tipo de productos ilícitos, la corrupción y el envilecimiento de los hombres. Fue todo esto lo que dio a Hong Kong su merecida fama como centro de vicio, de traficantes, de misterio y de crimen.

Del opio a la industria

La crisis social y política que vivió el mundo con la segunda guerra mundial de 1939 a 1945, tuvo en Hong Kong un impacto de grandes proporciones. Durante las hostilidades fue ocupado por los japoneses, que pretendían apoderarse de todo el Lejano Oriente. Al ser derrotados los japoneses, Hong Kong intentó adquirir autonomía, tanto de los nipones como de los ingleses. Tal intento no tuvo éxito, ya que los ingleses lograron mantener su dominio sobre ese territorio. No obstante, después de la guerra se operaron cambios importantes que han ido dando a la colonia una fisonomía distinta.

Por una parte, el desbarajuste que imperó en el gobierno chino del Kuomintang tuvo algunos efectos favorables para Hong Kong: la inflación galopante que sufría China, que provocó la caída en el valor externo de la moneda, y trastornó toda la economía del país, a lo que se agregaron elevaciones casi continuas de los impuestos y un desorden general, determinó la emigración de capitales, de empresarios y de millares de trabajadores hacia Hong Kong. Esto dio impulso a ciertas actividades industriales, como la industria textil y la de alimentos.

Por otra parte, cuando Mao Tse Tung logró derrotar al Kuomintang y establecer la República Popular China, se pusieron en juego nuevos elementos, que han ejercido una gran influencia en la vida toda de Hong Kong. Desde luego el nuevo gobierno chino emprendió una campaña radical en contra del vicio del opio (y de los demás vicios), por lo que ese fabuloso mercado quedó clausurado para las drogas.

Ante esa situación y debido también a la presión del pueblo de Hong Kong, el gobierno inglés decidió declarar ilegal el comercio del opio.

La transformación de China determinó también nuevas condiciones para todo el comercio y la vida económica de la colonia. China dejó de ser un territorio de conquista y de saqueo. Los ingleses imperialistas (al igual que los de otras nacionalidades) fueron expulsados de las "concesiones" territoriales que poseían en Cantón, Shanghai y Pekín. Los negocios extranjeros fueron nacionalizados pasando a poder del gobierno chino.

En adelante las relaciones económicas con China serían de tipo comercial y sobre bases justas, de beneficio recíproco.

Un factor adicional que ha influido sobre Hong Kong ha sido el embargo que los Estados Unidos establecieron para los productos estratégicos destinados a China, en 1950. Este embargo lesionó seriamente el comercio de Hong Kong con la China continental, pero creó un acicate para el desarrollo industrial de la agricultura y de otras actividades como medio de contrarrestar los efectos del embargo.

Finalmente, en los años más recientes, Hong Kong se ha visto grandemente beneficiado por el vigoroso desarrollo de la economía de la China socialista, que ha significado un aumento de grandes proporciones de las transacciones comerciales.

Hong Kong se ha transformado por todos estos factores, en un importante centro mundial de comercio lícito, y también en un centro industrial de bastante importancia. Más de 500 barcos de todas las nacionalidades cargan y descargan mercancías cada mes y más de 10,000 establecimientos industriales se encuentran en funcionamiento. Su producción agrícola también es considerable.

El reverso de la medalla

No obstante el espectacular desarrollo que Hong Kong ha registrado en los últimos 15 años, existen todavía una serie de problemas no resueltos. Los salarios son en general muy bajos, la desocupación, sobre todo la disfrazada, es muy elevada, existiendo millares de personas dedicadas a actividades de muy baja productividad, como la carga y descarga de barcos; los centros nocturnos y la prostitución todavía tienen un lugar importante; y los coolies, ese producto de la explotación degradante de los hombres, siguen transportando casi en sus propias espaldas a millares de personas, en un calor sofocante y despiadado. Además, sigue teniendo un status colonial, sus habitantes no tienen derechos políticos y un puñado de ingleses mantienen una hegemonía absoluta sobre la población que en su casi totalidad es china.

Tan fácil como cerrar una llave

El mundo se hace una gran pregunta respecto al futuro de Hong Kong: ¿seguirá siendo colonia inglesa o se reintegrará a China?

Por lo pronto los llamados “Nuevos Territorios”, que constituyen la parte más extensa, aunque no la más importante económicamente, se reintegrará a China dentro de 31 años, al vencerse el convenio de arrendamiento que por 99 años fue celebrado entre Inglaterra y China en 1898. Con la fuerza creciente de China y la declinante de Inglaterra no puede esperarse que suceda en otra forma.

Pero ¿cuál es la situación de la Isla de Hong Kong y la Península de Kowloon, que fueron “cedidos” por China a Inglaterra en el siglo pasado?

Cuando se observa la situación de Hong Kong respecto a China continental lo que llama la atención es que Inglaterra siga dominando política y administrativamente esta región. La vida de Hong Kong depende tan vitalmente de China que bastaría con cerrar una llave en China del suministro de agua a Hong Kong o cerrar el paso fronterizo para los abastecimientos alimenticios y de materias primas y también de productos manufacturados, para que la colonia quedara en postración. Porque más de la mitad del agua que consume Hong Kong proviene de China; alrededor del 70% de los alimentos también se originan en territorio chino, una proporción importante de las materias primas para la industria de la colonia tiene el mismo origen, y los productos manufacturados chinos contribuyen a dar vida al comercio de Hong Kong.

Además de todo esto, la población china de Hong Kong, que se eleva al 99% del total, tiene gran influencia en la vida económica de la colonia, y dicha población mantiene estrechos lazos con su patria original.

Es pues un milagro que Hong Kong continúe bajo el dominio inglés. Y parece que no existen temores de cambios próximos en el status de la colonia. Por ejemplo, la industria de la construcción está muy activa, encontrándose nuevas industrias, aún en los “Nuevos Territorios”, y en breve se iniciará la construcción de un túnel submarino con un costo de 325 millones de dólares, para unir la Isla con la Península y desahogar el tráfico de los “ferris”, por los que ahora transitan diariamente un millón de personas.

¿Qué pensará China sobre el particular? Por lo pronto Hong Kong está dando un gran servicio tanto a China como al mundo occidental, porque es un importante punto de contacto entre ambos mundos. Y ello es beneficioso para todos, en las actuales circunstancias. Pero a la larga, no cabe la menor duda de que Hong Kong volverá a ser parte integrante de China. Hemos de esperar que ello no significará que ese importante puerto se cierre al resto del mundo, sino que continúe siendo un lazo de unión entre los pueblos, independientemente del régimen económico-social que lo rija.

Ceceña, José Luis [1966], "Siempre! en el mundo del destino China, 1966", México, Revista Siempre!, 693: 12-13, 5 de octubre.