El pro y el contra de la devaluación: El licenciado Ceceña joven consejero de economía explica las consecuencias de esta nueva medida

La noticia que me dispongo a manejar exige gran atención. Se refiere a la reciente devaluación del peso mexicano.

La drástica medida tomada por nuestras autoridades financieras ha desatado un alud de comentarios desconcertantes y rendida palabrería. Todos los mexicanos buscan la verdad de este asunto. Pero ¿cómo descubrirla entre tanta confusión? Fogueadas autoridades en materia de economía y altas finanzas han hablado ya. No obstante, la interrogación sigue en pie.

Al proponerme este reportaje me he preguntado: ¿para qué buscar nuevamente a estos señores, cuando el solo nombre de muchos de ellos es un anticipo de sus declaraciones?

Esta conclusión determinó mis pasos hacia los hombres de las nuevas generaciones y me llevó a investigar la opinión de los más destacados economistas jóvenes, cuya brillante ejecutoria no ha manifestado más interés y compromisos que los de servir a su país. Fue así como entrevisté al licenciado José Luis Ceceña, catedrático de Moneda y Crédito de la Escuela Nacional de Economía, quien, en respuesta a mi pregunta sobre cuáles serán las consecuencias económicas de la reciente devaluación de nuestra moneda, hace esta reveladora exposición:

El joven consejero de economía licenciado José Luis Ceceña Gámez
El joven consejero Lic. José Luis Ceceña Gámez

— La devaluación tendrá consecuencias de largo alcance de nuestra economía y pueden desencadenar fuerzas económicas y políticas cuyos efectos pueden llegar a provocar serios cambios en el país. Los efectos inmediatos serán los siguientes:

   “Primero: producirá una drástica reducción de los niveles de vida de las masas populares y de la clase media de ingresos fijos, segundo: hará más difícil y costoso el desarrollo económico nacional, especialmente el desarrollo industrial: tercero: agravará la dependencia nacional respecto de lal economía americana”.

Importaciones y monopolios

— ¿Podría elaborar cada una de estas afirmaciones suyas, para tener una idea más completa de su significado? —preguntamos.

— Desde luego, la devaluación produce una elevación de os precios que, en el caso de México, será muy violenta por la gran dependencia de nuestra economía de la importación de productos, especialmente procedentes de los Estados Unidos, aunado a la gran concentración del capital e ingreso nacionales y a la fuerte participación del capital extranjero en nuestra actividad económica.

— Es bien conocido el alto porcentaje de productos extranjeros que consumimos y que buena parte de nuestra industria está formada por empresas de ensamble, de embotellado, o que dependen para sus operaciones de materias primeras importadas. Tal es el caso de las grandes armadoras de automóviles (cuyos negocios alcanzan la cifra de 1,000 millones de pesos al año) , que se dedican a ensamblar las partes de vehículos que les son remitidas por sus matrices: el caso de las empresas productoras de llantas (negocio de unos 500 millones de pesos anuales), que dependen en más del 70 por ciento de materias primas importadas; de los laboratorios químicos-farmacéuticos, empresas productoras de cosméticos, de pinturas, etcétera, etcétera, cuya actividad industrial se reduce casi exclusivamente al envasado y etiquetado de productos procedentes del exterior, casi exclusivamente de los Estados Unidos. En estas condiciones la devaluación producirá una elevación automática de precios. 

   “Al hecho señalado se suma la circunstancia de que una alta proporción de las empresas que operan en México, principalmente las grandes empresas, son subsidiarias de monopolios extranjeros, lo que viene a acentuar aún más el proceso de elevación de precios con motivo de la devaluación, por la necesidad que tienen estas subsidiarias de remitir utilidades a sus matrices, de pagar intereses y regalías en dólares. Con la devaluación necesitarán obtener una mayor cantidad de pesos mexicanos a fin de poder remitir a sus matrices en monto igual /y si es posible suprior) al remitido en años anteriores. 

   “Al monopolio extranjero se viene a sumar la acción de los monopolios nacionales y los mixtos que ven en la devaluación una magnífica oportunidad para elevar sus utilidades, lo cual pueden hacer por el control que ejercen sobre la oferta.

   “Estas consideraciones nos llevan a ver con claridad que uno de los efectos inmediatos de la devaluación es el empobrecimiento de las masas populares y de los sectores de ingresos fijos, entre los que se cuenta a los obreros, a los campesinos, a los empleados públicos, a los maestros, al ejército, a los oficinistas, empleados de comercio, etcétera. También nos permiten ver con claridad que frente a ese empobrecimiento del pueblo, se produce un ilícito e inhumano enriquecimiento del sector de capitalistas, especuladores, banqueros, comerciantes y monopolistas en general y que el enriquecimiento de éstos se hace a costa de la masa popular, que es despojada en un abrir y cerrar de ojos de la mitad de su poder de compra. No es exagerado calificar la devaluación que acabamos de sufrir como un verdadero atraco en contra del pueblo trabajador y en beneficio del pequeño grupo que tiene el control económico en el país. Con esto se agravará aún más la tremenda desigualdad 3econo´mica en México y tenderá a acentuar los desequilibrios estructurales de la economía mexicana”

Difícil desarrollo económico

— En cuanto al segundo punto, es decir, que la devaluación tendrá en nuestro desarrollo económico el efecto de hacerlo más costoso y difícil, se encuentra parcialmente contestado con la explicación anterior, ya que la reducción de la capacidad de compra del grueso de la población constituirá un serio obstáculo para el desarrollo industrial por la falta de mercado para la venta de productos elaborados. Es cierto que la devaluación, al encarecer los productos del exterior, será un estímulo para nuestra industria que no enfrentará una competencia fuerte del exterior y podrá operar más holgadamente en el mercado interior, pero es dudoso que este estímulo logre compensar los efectos negativos de la fuerte reducción que ha sufrido el poder de compra nacional, que se traducirá en una considerable compensar los efectos negativos de la fuerte reducción que ha sufrido el poder de compra nacional, que se traducirá en una considerable reducción de la demanda efectiva que, a u vez, repercutirá en una contracción de la producción y un aumento del desempleo. Con el desempleo s engrosarán las filas de candidatos a braceros, con lo que se nulificarán todos los esfuerzos realizados en el sentido de reintegrar a la patria mexicana a todos los trabajadores agrícolas que está necesitando el país para su engrandecimiento.

   “Por otra parte, la devaluación tiene el efecto de empeorar la relación de intercambio de México, al hacer más caros los productos del exterior y al abaratar los productos mexicanos para el extranjero. Ahora tendremos que dar una mayor cantidad de mercancías y trabajo al exterior, a cambio de los productos que compramos fuera del país. Para adquirir una maquinaria cuyo precio sea de 10 millones de dólares (precio que no ha cambiado) y que nos costaba 86.5 millones de pesos tendremos que pagar ahora 125 millones de pesos y para obtener estos 125 millones de pesos, tendremos que vender una proporción mayor de productos mexicanos, sea en el exterior o a los turistas que nos visitan (excepto en el caso de los productos cuyas cotizaciones se hacen en dólares en los mercados internacionales, como en el caso de los minerales y otros). 

   “El efecto del empeoramiento de la relación de intercambio en el desarrollo industrial es evidentemente el de hacer mucho más costoso dicho desarrollo, ya que el país tendrá que dedicar una porción mayor de sus recursos para la adquisición de la maquinaria, equipo y técnica que dicho desarrollo requiera. Este mismo razonamiento es válido para las deudas que tenemos con el exterior, cuya liquidación exigirá ahora la utilización de mayores recursos nacionales que antes de la devaluación.

“Finalmente —dice el economista Ceceña—, considero que la devaluación agravará la dependencia del país respecto del extranjero. Por una parte, la riqueza nacional queda más comprometida frente a las obligaciones con el extranjero, por el empeoramiento de la relación de intercambio; por otra, el peso relativo de las empresas extranjeras que operan en el país será mayor y el tributo que el país paga al extranjero en forma de utilidades, intereses regalías, pago a técnicos, pago a ejecutivos, etcétera, absorberá una mayor porción del producto nacional, y, finalmente, a os inversionistas extranjeros les será más fácil y económico adquirir intereses en México (bienes inmuebles, acciones, bonos, etc.), por la mayor capacidad de compra que ahora tienen sus dólares. Esto, además, de que el debilitamiento de nuestra economía nos hace más vulnerables frente a las presiones del extranjero”. 

La clave del problema

— ¿Cómo es que si la devaluación tiene efectos tan desastrosos fue puesta en práctica? ¿Qué razones tuvieron nuestras autoridades financieras para adoptar una medida semejante?

— Le confieso, amiga Rosa, que todo el mundo se ha hecho la misma pregunta. En las declaraciones hechas por el Secretario de Hacienda no se encuentran razones convincentes, que justifiquen esa medida. Porque para adoptar una medida que va a mutilar en forma peligrosa los ingresos reales del grueso de la población mexicana, tiene que haber razones de peso que la justifiquen, especialmente tratándose de un gobierno que ha tenido como principio central de su administración la protección de los ingresos familiares y la elevación del nivel de vida del pueblo en general. La explicación más favorecida por el Secretario de Hacienda se refiere al desajuste que se estaba registrando en nuestras cuentas internacionales, que al llegar a cierto punto provocó un movimiento especulativo que no solamente no resiste un análisis serio, sino que es reveladora de una serie de hechos que es muy importante destacar porque parecen dar la clave del problema de la adopción de la medida de devaluar nuestro peso.

   “En primer lugar, si bien es cierto que nuestra balanza comercial (exportaciones e importaciones de mercancías), mostraba una tendencia a arrojar saldos negativos en forma continuada desde años atrás, también es cierto que existen medida que hubieran sido muy útiles para corregir esos desequilibrios. Me refiero, entre otras, a los controles de las importaciones. La política seguida fue débil y naturalmente no dio los resultados deseados. Se establecieron controles a las importaciones, pero no con el rigor que era necesario. Así, a pesar de los desequilibrios de nuestra balanza comercial, se siguió permitiendo la importación de fuertes cantidades de artículos no esenciales, como automóviles armados, licores, vinos, casimires, pieles, alhajas, relojes costosos, plumas fuentes, aparatos de televisión, radios y hasta frutas frescas y secas. 

   “No menos de 100 millones de dólares gastó el país en 1953 en la importación de estos productos. Esto da idea de la medida en que se hubiera podido aliviar la presión sobre la Balanza de Pagos.

   “Otra medida que debió haberse adoptado como defensa de nuestras reservas y de nuestras riquezas, es la que se refiere a limitar los envíos de empresas extranjeras a sus matrices. Este solo renglón representa una pérdida anual de 70 millones de dólares.

   “En lo que se refiere a los ingresos del Gobierno Federal, que se redujeron en forma bastante importante en 1953, podían haberse incrementado sustancialmente con una reforma a fondo del impuesto sobre la renta, que además hubiera tenido el efecto de contribuir a mejorar la distribución el ingreso nacional al sustraer ingresos del sector capitalista y emplearlos en obras de utilidad general. Se hubiera logrado este propósito aumentando la progresividad en el impuesto sobre la renta y adoptando la tasa complementaria, porque ambas medidas hubieran producido para el Estado muchos millones de pesos que habrían evitado el gasto deficitario del Gobierno.

   Los ejemplos que he dado demuestran que si existen medidas que pueden defender al país de eventualidades como la que estamos padeciendo, y que el no aplicarlas revela una negligencia e incompetencia sin límites, aparte de falta de sentido patriótico que tan necesario es actualmente para dirigir los problemas financieros que han llevado al país a una situación de emergencia. 

   “Existe otro hecho que tiene responsabilidad en lo que ha acontecido. Me refiero a la participación que en el Banco dr México tiene la banca privada. En el consejo de nuestro banco central están representados los principales bancos de depósito del país, como son: el Banco de Comercio, el Banco Nacional de México y el Banco Internacional. A mi juicio, esta participación de la banca privada en nuestro banco central es inconveniente y es un factor que ha jugado un papel importante en la crisis cambiaria que condujo a la devaluación, ya que su intervención e los asuntos del Banco de México les permite estar enterados de los planes y adopción de medidas de nuestras autoridades financieras y hacer uso de dicha información en beneficio propio.

“Existen informaciones en el sentido de que los bancos privados participaron activamente en el movimiento especulativo de Semana Santa”. 

Medidas de urgencia

— A su juicio, ¿qué disposiciones deberían adoptarse en este momento?

— Las medidas que de urgencia deberían ser adoptadas para evitar que el peso de la devaluación gravite sobre los sectores del pueblo más débiles económicamente, y para asegurar la continuación del desarrollo económico del país, serían, entre otras cosas, las siguientes:

   “Primero: otorgar una elevación de salarios en una proporción no menor al 40 por ciento; segundo: establecer un riguroso control sobre el comercio exterior prohibiendo en forma absoluta la importación de artículos no esenciales. Como medida complementaria, debe eliminarse todo gravamen que pese sobre las importaciones de maquinaria, materias primas esenciales y alimentos; tercero: dar un impulso vigoroso a la producción, especialmente de productos alimenticios; cuarto; debe procederse a la reorganización del sistema bancaria, básicamente estableciendo la nacionalización de la banca de depósito, como la única forma que aseguraría que los recursos del pueblo sean manejados por la banca privada para beneficio del reducido grupo que los controla; quinto: debe estrecharse la vigilancias obre las operaciones de las empresas extranjeras para evitar que utilicen su fuerza económica en perjuicio del país, y para restringir el envío de dólares al extranjero; sexto: deben establecerse medidas de protección sobre nuestra reserva monetaria para evitar que el país esté a merced de un pequeño grupo de plutócratas especuladores que han demostrado tener sólo interés en obtener lucro personal, así sea a costa de la estabilidad económica y progreso del país: séptimo: debe removerse de sus puestos al señor Secretario de Hacienda y al director del Banco de México, por no haber demostrado la suficiente diligencia en la atención de las importantes responsabilidades que tiene encomendadas, que ha sido causa primordial del estado de crisis en que se encuentra el país en estos momentos.”

Castro, Rosa [1962], "El pro y el contra de la devaluación: El licenciado Ceceña, joven consejero de economía explica las consecuencias de esta nueva medida", México, Revista Siempre!, pp. 68-69, 11 de abril.