Y ahora los victimarios se sienten las víctimas. El Dumping del Azufre

Tras la denuncia de la Freeport Sulphur están los intereses de grandes magnates financieros

El embate de la Freeport Co. —monopolio azufrero de los Estados Unidos, que comparte con la Texas Gulf Sulphur— para bloquear las exportaciones de azufre mexicano constituye un ejemplo típico de la acción de las grandes corporaciones internacionales norteamericanas para estrangular a los países débiles y mantenerlos en su situación de atraso y a merced de los intereses de esos monopolios.

Como se sabe, la Freeport Co., acusó recientemente a México de estar exportando azufre a base de dumping, es decir, a precios inferiores a los que rigen en el mercado mexicano y menores a los que rigen en el mercado mundial. Según la Freeport el azufre mexicano está dislocando los precios internacionales y con ello lesiona los intereses de los productores de otros países, desde luego los de la Freeport y Texas Gulf Sulphur que son los más importantes de los Estados Unidos y del mundo occidental.

Es fácil advertir que el objetivo del monopolio azufrero norteamericano es el de lograr que el gobierno de los Estados Unidos adopte medidas para cerrarle el paso al azufre mexicano, consistentes en mayores aranceles, establecimiento de cuotas de importación y quizás, de presiones sobre nuestro gobierno para que adopte normas de operación aceptables para los intereses.

Es interesante constatar que quienes tradicionalmente han utilizado —ellos sí— el dumping y muchos otros instrumentos de tipo monopolista para poner fuera de combate a sus competidores dentro y fuera de su país, ahora lancen acusaciones contra México (y también contra Japón en relación a aparatos eléctricos, etc.), de realizar operaciones de competencia pretendidamente desleal. Baste recordar el dumping algodonero que en múltiples ocasiones ha dislocado el mercado mundial con serio perjuicio para muchos países productores, así como el caso de operaciones semejantes con productos agropecuarios y mineros.

Política de bloqueo y estrangulación

El caso del azufre no es sino un ejemplo de una definida política de los monopolios norteamericanos y de su gobierno para bloquear las exportaciones de los países subdesarrollados en la medida en que lo dictan sus intereses. La manipulación de los aranceles, la fijación de cuotas de importación, el otorgamiento de subsidios a la producción y a la exportación, los instrumentos crediticios, etc., permiten a esos intereses cerrar la puerta a los productos del exterior, por una parte, y lograr ventajas competitivas artificiales en los mercados mundiales. Todo ello en serio perjuicio para los productores, principalmente para los países subdesarrollados. En muchos casos también esas políticas ocasionan perjuicios considerables a los propios consumidores norteamericanos.

Subsidios.— Los Estados Unidos siguen una política de subsidios a la producción nacional y a la exportación de productos agropecuarios que se tiene por resultado al aumento artificial de la producción interna y de las exportaciones norteamericanas de esos productos, con el consiguiente perjuicio para nuestros países, ya que con ello se bloquea la entrada de esos productos al mercado norteamericano y a los mercados mundiales. Entre los productos agropecuarios objeto de subsidio se encuentran los siguientes:

Trigo en grano, subsidiado con un 18 por ciento del precio, que en el año de 1966 significó un subsidio total de exportación de 354.3 millones de dólares; harina de trigo, subsidiada con 45.5 millones de dólares; arroz, con un subsidio del 40 por ciento del precio, que absorbió 55 millones de dólares; algodón, subsidiado con un 19 por ciento del precio, haciendo un monto de subsidio de 88 millones dólares; cacahuate, con un subsidio del 60 por ciento del precio, con un total de 12.4 millones de dólares de subsidio de exportación; mantequilla y leche descremada en polvo, subsidiada la exportación con 12 millones de dólares, y otros productos más.

Cuotas de importación.— Otro instrumento importante que utilizan los monopolios y el gobierno norteamericano para favorecer a la producción nacional y bloquea los productos del exterior, son las cuotas de importación. Entre los productos del exterior, son las cuotas de importación. Entre los productos sujetos a cuotas de importación se destacan los siguientes: azúcar, carne, productos lácteos, textiles, petróleo y el acero.

Las cuotas de importación al petróleo produjeron a los monopolios norteamericanos un ingreso adicional de 620 millones de dólares (en 1966) a costa de los consumidores de los Estados Unidos. En el acero se han fijado cuotas de importación recientemente, para el período de 1972-74 que limitan las ventas de acero extranjero en los Estados Unidos a un 2.5 por ciento de incremento anual, frente a un 5 por ciento en que aumentaron en el año de 1971. Las cuotas se fijaron para proteger a los productores en los Estados Unidos frente a la competencia extranjera, que en el año de 1971 logró vender en ese país 19 millones de toneladas que representaron el 18 por ciento del mercado interno norteamericano.

El otorgamiento de créditos a los compradores extranjeros y una serie de otras facilidades, permiten a los productores norteamericanos controlar una proporción importante del mercado mundial, tanto en lo que hace a productos manufacturados, como a los de origen agropecuario. Un caso a cuento es el del algodón en el que los Estados Unidos logran vender fuertes cantidades a países como Japón y otros, gracias a sus sistemas de créditos y de facilidades de pago; la Ley 480 es un instrumento que favorece a los productores norteamericanos en sus ventas al exterior.

En la red de los monopolios

Como puede verse, los países subdesarrollados se encuentran dentro de una apretada red que impone serias limitaciones a su desarrollo. Esa red está formada por los intereses monopolistas internacionales, preponderantemente norteamericanos, que dominan el comercio mundial y las actividades económicas más importantes de nuestros países, además del control que ejercen sobre la economía de los Estados Unidos y la influencia determinante que tienen sobre su gobierno. Sin lugar a dudas, éste constituye el problema y obstáculo fundamental para acelerar nuestro desarrollo, consolidar nuestra independencia y mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos. Si no removemos este obstáculo con firmeza y decisión, nos mantendremos en calidad de apéndices de los monopolios norteamericanos y nos convertiremos en una posesión económica de los mismos.

La respuesta que debemos dar a los intentos de la Freeport y de cualquiera otra corporación monopolista internacional no puede ser otra que la de mantenernos firmes ante sus embates, mexicanizar los negocios rescatándolos del dominio extranjero —como se acaba de hacer con el azufre— fortalecer el mercado interno con una política de redistribución de la riqueza y del ingreso, y desarrollar al máximo nuestro comercio exterior intensificando el intercambio con todos los países del mundo sobre bases de beneficio recíproco, de colaboración y de respeto mutuo.♦

Ceceña, José Luis [1972], "Y ahora los victimarios se sienten las víctimas. El Dumping del Azufre", México, Revista Siempre!, 988: 22-23, 31 de mayo.