La Reforma Fiscal, un paso adelante, pero tímido e insuficiente

Mayores gravámenes al capital pero también algunas concesiones importantes; no se han aumentado los gravámenes al trabajo pero los capitalistas pueden trasladar la carga al público; la evasión fiscal puede anular los efectos de la Reforma Fiscal; estira y afloja.

Los precios, el problema crítico

La exposición de motivos de la Iniciativa del Ejecutivo para reformar y adicionar la Ley del Impuesto sobre la Renta explica, con toda claridad el contenido de las reformas y adiciones que se proponen, intentemos hacer algunos comentarios sobre los aspectos que nos parecen relevantes.

El marco general dentro del cual se encuadra la Reforma Fiscal que se propone presenta los rasgos siguientes:

  1. Se pretende “intensificar y reorientar la acción de los sectores público y privado para extender los beneficios del progreso tanto en lo social como en lo económico a un mayor número de personas y regiones”. En este sentido se destaca que el crecimiento hasta ahora alcanzado ha dado lugar a un fuerte desequilibrio en la distribución del ingreso, especialmente desfavorable al sector rural.

  2. Se establece que se busca el incremento de los recursos gubernamentales para aumentar las inversiones públicas que “crean infraestructura y alientan la actividad económica”; ampliar los servicios educativos y de bienestar; fomentar el empleo; modernizar el sector agropecuario; descentralizar la actividad económica e incorporar regiones marginadas; fomentar las exportaciones de bienes y servicios; apoyarse en el uso de recursos propios (nacionales) para “consolidar la autonomía económica y dar mayor firmeza al desarrollo”; corregir la inequidad del sistema impositivo, sin detrimento de la inversión productiva, y favorecer a los sectores populares los que elevarán su capacidad de compra como resultado de la mayor producción, productividad y empleo.

  3. Se reconoce que la Reforma Fiscal necesita ser acompañada de “una amplia reestructuración administrativa” y de una “mayor conciencia cívica”, así como de una lucha a fondo contra el contrabando y contra la evasión fiscal.

  4. Se manifiesta también que las reformas y adiciones que ahora se proponen no son “sino un paso adelante dentro de una política social de mayor alcance…”.

  5. Finalmente, en la exposición de motivos se afirma que “no habrá motivo alguno para que se incrementen los precios de ninguna clase de artículos sino que, como en un principio se expresa, los estímulos a la inversión propiciarán las condiciones para una mayor producción y competencia en beneficio de los consumidores”.

El marco de referencia que nos presenta el Ejecutivo es muy claro: se desea lograr un mayor desarrollo económico, más equilibrado, apoyado, fundamentalmente en recursos nacionales, dentro de un régimen de “economía mixta”. Las reformas y adiciones responden, en general, a esas preocupaciones.

La gran cuestión consiste, sin embargo, en las posibilidades reales de lograr los objetivos que se propone el Ejecutivo en el marco de una “economía mixta” como la que tenemos en México que se pretende no solamente mantener, sino intensificar. Aquí está la clave del asunto, a mi parecer.

¿Pagarán más los ricos?

En verdad algunas de las nuevas disposiciones que se proponen intentar gravar más fuertemente los ingresos derivados del capital, haciendo más progresivo el impuesto sobre la renta y en una serie de renglones y exigiendo la acumulación de ingresos para los fines de aplicación del impuesto global. En este sentido podría esperarse que, al aprobarse las reformas, los ricos pagarán mayores cantidades al fisco. Sin embargo, también es cierto que, con el objetivo de estimular la inversión de los particulares y empresas, se establecen mayores facilidades e incentivos que significarán que, por este camino, se aligerará la carga fiscal para los ricos que son los grandes inversionistas.

Pero todavía hay otros elementos a considerar. Los capitalistas tienen muchas formas de evadir el pago de impuestos, sea por el camino directo de no declararlos, al menos en su cuantía real, o de trasladarlos al público a través de aumentos en los precios y de otros expedientes. Respecto a la evasión fiscal es cierto que el Ejecutivo se propone eliminarla o reducirla substancialmente, pero la fuerza económica de los grandes capitalistas, los resquicios de la ley y la corrupción administrativa (que no podrá ser eliminada totalmente y menos a corto plazo) nos dan base para pensar que es dudoso que los ricos se conformen con tener que pagar mayores impuestos a no ser que se les obligue y que la administración fiscal se perfeccione de manera notoria.

Por otra parte, si bien coincidimos con el gobierno de que no habrá razón para que suban los precios como resultado de las reformas fiscales que se proponen, debemos plantear con toda sinceridad nuestra convicción de que los capitalistas tratarán por todos los medios a su alcance, que son muchos, de elevar los precios de los productos y servicios para que sea el público el que realmente pague los aumentos de impuestos.

La “economía mixta”

Los términos en que se plantea la intensificación del régimen de economía mixta nos parecen un retroceso de la posición del gobierno actual en relación a sus planteamientos anteriores. Frente a reiteradas declaraciones de que la política actual del gobierno consistía en lograr que el Estado se convirtiera en el factor decisivo y rector de la economía nacional, ahora parece retroceder a una posición en que el gobierno se propone aumentar las inversiones públicas que crean infraestructura y alientan la actividad económica y dirigir mayores esfuerzos a la atención de los servicios educativos y de bienestar, omitiendo referirse por ejemplo, a las inversiones industriales en competencia con el sector privado cuando lo requiera el interés general del país.

Por otra parte, se aumentan los incentivos a la inversión privada con lo que es muy probable que los negocios y las utilidades de los grandes capitalistas vayan a incrementarse. De esta suerte, se acentuará un tipo de “economía mixta” en donde el gobierno le “pone la mesa” al sector privado, con el resultado de que el juego de fuerzas se inclinará más hacia los grupos oligárquicos del país y del extranjero.

En este sentido nos parece que el sector plutocrático del país ejerció grandes presiones para que el proyecto de Reforma Fiscal no afectara seriamente sus intereses.

Avance, pero tímido e insuficiente

La apreciación general que podemos hacer de la Reforma Fiscal que ahora se propone es que constituye un avance respecto a la legislación fiscal vigente, porque puede lograr algunos de los objetivos que se plantean en la exposición de motivos (la descentralización económica, mayores inversiones públicas y privadas, más empleos, una mejor canalización de las inversiones y del ahorro, mayor uso de recursos nacionales) pero que ese avance es insuficiente porque la Reforma Fiscal planteada ahora no contribuirá en la medida de lo necesario a la mayor distribución de los ingresos, a la eliminación de la injusticia fiscal, a la consolidación del sector gubernamental como el elemento rector de la economía, ni a la reducción del enorme poder que ahora detentan los grupos oligárquicos.

De acuerdo con esta apreciación, consideramos que habrá necesidad de que el gobierno actúe de manera más decidida y enérgica por una parte, para asegurar que la carga fiscal contemplada sea soportada realmente por los grandes capitalistas, reduciendo substancialmente la evasión fiscal y evitando que suban los precios con el pretexto de los nuevos impuestos y por la otra, que a la brevedad posible se tomen medidas para fortalecer el sector estatal, depurándolo y consolidándolo desde el punto de vista financiero y reorientándolo para que cumpla mejor su papel como factor rector de un desarrollo económico independiente, y para beneficio de las masas populares.♦

Ceceña, José Luis [1971], "La Reforma Fiscal, un paso adelante, pero tímido e insuficiente", México, Revista Siempre!, 964: 20-21, 15 de diciembre.