La política agresiva de los vecinos impone a nuestro mundo pérdidas anuales de dos mil millones de dólares. Obligados a comprar caro y vender barato

La unidad de América Latina frente a la agresión Yanqui

La actitud cada vez más decidida de la América Latina de hacer un frente común para defender sus, intereses ante el tratamiento no equitativo de parte de los Estados Unidos y que ahora adquiere perfiles de una verdadera agresión con el establecimiento de la sobrecarga del 10 por ciento sobre las importaciones y de otras medidas proteccionistas del gobierno de Nixon, obedece sin duda al empeoramiento de la situación económica de nuestros países, especialmente en lo que hace a los desajustes de su comercio, al creciente endeudamiento exterior y a la cada vez mayor dependencia respecto al Coloso del Norte.

En el último quinquenio las transacciones de mercancías y servicios de la América Latina (exceptuando a Cuba) con el exterior arrojaron un déficit promedio anual de 2,027 millones de dólares, con una tendencia marcada a incrementarse, ya que en 1970 dicho déficit se elevó a 2,794 millones de dólares. Durante este último año todos los países latinoamericanos sufrieron déficit en su comercio de mercancías y servicios, incluida Argentina, que había logrado superávit anteriormente, y Venezuela que por largo tiempo obtenía excedentes gracias a sus exportaciones petroleras.

Por otra parte, como la América Latina, debido a su dependencia exterior se ve obligada a vender barato y comprar caro, ha sufrido una pérdida de grandes proporciones cada año, que se estima en no menos de 2,000 millones de dólares. No cabe duda que este intercambio inequitativo es uno de los principales factores que ocasionan los déficit mercantiles con el exterior.

Los países que se encuentran en peores condiciones deficitarias son: México, con 1,100 millones de déficit en 1970; Brasil, con 387 millones; Venezuela, con 362; Colombia, con 284, y con un déficit de 160 millones de dólares en 1970. (Los datos corresponden al Estudio Económico de CEPAL, 1970).

El déficit conduce al endeudamiento

La consecuencia obligada, dentro de las circunstancias en que se desenvuelven las economías latinoamericanas (y los demás países de alta dependencia) es la del endeudamiento exterior y la creciente penetración de capitales privados extranjeros, que vienen a cubrir la brecha, para "equilibrar" la Balanza de Pagos. Ese fenómeno se ve con mucha claridad en los países latinoamericanos que se han precipitado en un fuerte proceso de endeudamiento con el exterior, particularmente con los Estados Unidos, y que han registrado un considerable incremento de inversiones extranjeras directas.

La Deuda Exterior de la América Latina en el año de 1967 (último para el que se han registrado datos completos, por CEPAL), alcanzó un total de 14,376.7 millones de dólares. Esta cifra es superior en más de 3,000 millones a, las exportaciones totales de los países latinoamericanos. Los países con una Deuda Exterior mayor (en el año de 1967), con indicación de las cantidades pagadas por concepto de amortización e intereses, son los siguientes:

 Millones de dólares
Total, América Latina14,377.02,100.0
Brasil3,468.6559.0
México2,648.4470.0
Argentina1,939.8454.0
Chile1,725.0142.0
Colombia1,022.099.5
Perú967.694.0
Venezuela500.048.8

En los últimos tres años seguramente que la Deuda Exterior de la América Latina se ha incrementado sensiblemente, a juzgar por los mayores déficit que ha sufrido en sus operaciones mercantiles. Es muy probable que actualmente la Deuda Exterior total llegue a los 16,000 millones de dólares.

Paralelamente al incremento de la Deuda Exterior ha crecido también el monto de las inversiones extranjeras directas en la América Latina. Tomando sólo las de origen norteamericano que son con amplio margen las más importantes (para las de otro origen no tenemos datos completos) la situación es la siguiente: de un total de 8,365 millones de dólares en el año de 1960, aumentaron a 13,810 millones en 1969, es decir, unos 5,445 millones de dólares en esa década. Estas cifras se refieren al valor en libros, es decir, el valor registrado en el momento en que se ha realizado cada inversión; el valor real, según estimaciones norteamericanas no es inferior al doble de esa cifra, es decir, 27,620 millones de dólares.

De sus inversiones directas en la América Latina las empresas norteamericanas obtienen (año de 1969) utilidades de 1,634 millones de dólares; de las cuales remitieron a los Estados Unidos un total oficial de 1,277 millones de dólares. Si sumamos a esta cifra las utilidades extraídas por capitalistas de otro origen muy probablemente obtendremos alrededor de 1,500 millones de dólares que salen de la América Latina por este concepto.

De esta manera, los déficit mercantiles han llevado a la América Latina a un proceso de endeudamiento exterior y de enajenación de su economía, que aunque temporalmente permite mantener cierto equilibrio general de sus Balanzas de Pagos, conduce a una carga creciente por concepto de pagos de la Deuda y por la remisión de utilidades. Y en esa forma, se perpetúa el desequilibrio básico y con ello aumenta la dependencia económica respecto al exterior, principalmente con los Estados Unidos.

El proteccionismo... la puntilla

Dentro de este marco de la dependencia y desequilibrio latinoamericano, las medidas proteccionistas de los Estados Unidos (y de otros países industrializados) viene a significar un duro golpe que puede considerarse como una verdadera agresión económica, como muy bien lo están manifestando los países latinoamericanos tanto en la reunión de la CECLA, en Argentina, como en la que está llevando a cabo el CIES en Panamá. Para comprender mejor las repercusiones que tendrá la sobretasa del 10 por ciento norteamericana, sin considerar otras más, por el momento, veamos cuál es la situación concreta de algunos países de la región, respecta a su comercio con los Estados Unidos, utilizando para ello las datos preparados por el CIES y que fueron publicados en Excélsior del día 6 de septiembre del presente año.

México es el país que muestra la mayor dependencia comercial respecto a los Estados Unidos: de una exportación total de 1,402 millones de dólares en 1970, los Estados Unidos absorbieron 1,222.4 millones, que representan el 87 por ciento del total (El dato me parece exagerado, aunque ciertamente la proporción sobrepasa el 70 por ciento). De esas exportaciones a los Estados Unidos, un total de 679.4 millones está sujeta al gravamen norteamericano, lo que significa que el 55.6 por ciento de las exportaciones a los Estados Unidos resultarán afectadas.

Otros países que dependen mucho del mercado norteamericano son República Dominicana, 86 por ciento; Haití, 87 por ciento; Panamá, 67 por ciento; Ecuador, 50 por ciento; Costa Rica, 50 por ciento; Colombia, 44 por ciento; Venezuela, 41 por ciento; Perú, 33 por ciento. Brasil, Argentina y Chile tienen una menor dependencia del mercado norteamericano, aunque de alguna significación.

Pero no es solamente la sobretasa del 10 por ciento sobre las importaciones norteamericanas lo que obstaculiza las ventas a ese país, ya que contrariamente a lo que pueda pensarse tratándose de un país altamente industrializado, los Estados Unidos siguen una política fuertemente proteccionista. A manera de ejemplos, mencionaremos los siguientes casos de proteccionismo y discriminación:

Cuotas obligatorias o "voluntarias": textiles de algodón, petróleo, acero, azúcar, carne, productos lácteos. Se está en proceso de someter a cuotas otros productos.

Subsidios a la producción: se subsidia la producción mediante el sistema de precios de garantía altos y otros instrumentos, el algodón, trigo, maíz, tabaco, arroz, cacahuates, productos lácteos, remolacha azucarera, fríjol soya, fríjol de otros tipos, avena, semilla de algodón, y otros más.

Preferencias a los productos norteamericanos: se impide la venta de productos importados a las oficinas del gobierno, mediante la preferencia de la producción nacional, excepto cuando el producto extranjero tiene un precio menor, cuando menos del 6 por ciento. También se protege al productor nacional mediante los créditos fiscales que sólo se otorgan a las empresas que compran maquinaria y equipo de producción nacional.

Estrictas regulaciones sanitarias y de otro carácter: la producción norteamericana de jitomate es un buen ejemplo de discriminaciones contra los productos del exterior, en este caso, procedentes de México.

Las medidas proteccionistas no se limitan a los Estados Unidos, sino que son ampliamente utilizadas por Japón, los países europeos, especialmente del Mercado Común, y otros.

Ante estos grandes problemas se enfrentan nuestros países lo que nos debe obligar a estrechar nuestros lazos para la defensa común de nuestros intereses, y a una reorientación a fondo de nuestra estrategia de desarrollo que nos permita fortalecer el mercado interno, eliminar la dependencia y elevar los niveles de vida del pueblo.♦

Ceceña, José Luis [1971], "La política agresiva de los vecinos impone a nuestro mundo pérdidas anuales de dos mil millones de dólares. Obligados a comprar caro y vender barato", México, Revista Siempre!, 953: 20-21, 29 de septiembre.