¿Qué repercusiones tendrá en la economía del mundo? ¿y de México?
En condiciones de “emergencia nacional” el presidente Nixon presentó el domingo 15 ante la nación norteamericana un programa de acción económica dirigido a hacerle frente a los serios problemas que afectan a la economía interna de los Estados Unidos y a sus relaciones con el exterior. La desproporcionada importancia que tienen los Estados Unidos en la economía mundial y las precarias condiciones en que se encuentran el comercio, las finanzas y los mercados monetarios en escala internacional hacen esperar que “la nueva política económica” del gobierno de Nixon tenga grandes repercusiones, tanto dentro de los Estados Unidos, como en los demás países, sean ellos subdesarrollados y de los de alto nivel económico.
Sin el deseo de ser alarmistas, debemos reconocer que el impacto de lo que está pasando en los Estados Unidos y las consecuencias de la nueva política proclamada por el presidente Nixon serán de considerable magnitud, por los estrechos lazos económicos que nos unen a ese país y por el difícil momento por el que atravesamos. El pueblo de México se ha dado perfecta cuenta de que ello es así por lo que por doquier se capta una seria preocupación por los efectos que puedan tener esos hechos y se externa la necesidad de explicaciones objetivas y amplias sobre estos complejos problemas. Con el deseo de contribuir, así sea modestamente, al esclarecimiento de lo que está sucediendo en los Estados Unidos y en la economía mundial, nos proponemos externar nuestra opinión sobre lo que consideramos tiene mayor relevancia, no solamente para la mejor comprensión de esos fenómenos, sino para encontrar los caminos más adecuados para proteger a nuestro país de las consecuencias negativas que se nos plantean. Trataremos de dar respuesta a las siguientes interrogantes:
¿En qué consiste la “nueva política económica de Nixon?
¿Por qué se ha adoptado y qué persigue?
¿Qué repercusiones puede tener en la economía norteamericana?
¿Cuál puede ser el impacto en la economía mundial y en nuestro país?
Y finalmente,
¿Qué hacer?
La política económica esbozada por el presidente Nixon contiene los siguientes elementos importantes:
1.¾ Congelación de salarios, precios y rentas por un periodo de 90 días.
2.¾ Establecimiento de una sobretasa del 10 por ciento sobre el valor de las importaciones, con algunas excepciones que están por precisarse
3.¾ Solicitar la aprobación del Congreso de las medidas siguientes: a) suprimir el impuesto del 7 por ciento sobre la venta de automóviles; b) anticipar para enero de 1972 las reducciones de impuestos personales que se habían programado para que entraran en vigor en enero de 1973; c) restablecer el sistema de otorgar créditos fiscales a los empresarios para la compra de maquinaria, en un monto del 10 por ciento.
4.¾ Reducción del gasto del Gobierno Federal en los siguientes renglones:
reducir el empleo de burócratas en un 5 por ciento;
aplazar por seis meses el aumento de sueldos a los empleados federales que se había programado para enero de 1971;
posponer por 3 meses la iniciación del programa de participación de ingresos en favor de los Estados, y por un año la iniciación de programas de bienestar en favor de las comunidades;
reducir en 10 por ciento los gastos de “ayuda al exterior”
5.¾ Por un tiempo indefinido desligar el dólar del oro, suspendiendo temporalmente la obligación del gobierno norteamericano de entregar oro a cambio de dólares. Desde 1934 existía la obligación legal de entregar una onza de oro por cada 35 dólares, en las transacciones internacionales. Ahora el dólar se ha dejado “flotar”, sin una equivalencia fija con el oro, ni con las monedas de otros países.
El examen cuidadoso de esta serie de medidas nos indica que unas están dirigidas al fortalecimiento de la economía interna de los Estados Unidos, y otras, aunque íntimamente ligadas a las primeras, persiguen el fortalecimiento del dólar y del comercio norteamericano en los mercados mundiales.
Se persigue fortalecer la economía con las siguientes medidas: congelación de salarios, precios y rentas, que de lograrse, frenará la inflación que ahora es una de las preocupaciones más serias ya que ha alcanzado un ritmo superior al 6 por ciento anual; reducciones de impuestos personales para liberar recursos en una cifra estimada de más de dos mil millones de dólares, para estimular la demanda de los consumidores; la reducción del impuesto a la venta de automóviles y el otorgamiento de créditos fiscales a los empresarios, tiene por objeto estimular la inversión en general, y proteger a la importante industria de automóviles; la reducción de los gastos gubernamentales, que se estima en unos 4,700 millones de dólares, persigue el objetivo de reducir el déficit del gobierno que alcanza cifras muy elevadas; finalmente, la sobretasa del 10 por ciento sobre las importaciones tiene por objeto, por una parte, dar una mayor protección a la industria norteamericana frente a la creciente competencia exterior, especialmente de parte del Japón y de Alemania Occidental, y por la otra, reducir el desequilibrio de la Balanza de Pagos.
La defensa del dólar y del comercio norteamericano en escala mundial se pretende lograr con las medidas de desligarlo del oro, dejarlo flotar, sin cotización fija, y mediante la imposición de la sobrecarga del 10 por ciento sobre el valor de las importaciones a los Estados Unidos. Y desde luego, si las medidas dirigidas al fortalecimiento de la economía interna producen los resultados que se persiguen, ello contribuirá al fortalecimiento del dólar y de la posición norteamericana en los mercados mundiales.
El porqué de la “nueva política económica”.
No obstante que lo que ha tenido mayor impacto en la opinión pública mundial son las medidas relacionadas con el dólar y el aumento de impuestos a las importaciones –lo cual es explicable desde el punto de vista de los demás países- la razón principal de la nueva política económica es el conjunto de problemas que está registrando la economía interna de los Estados Unidos, habida cuenta de las interrelaciones que existen con su economía exterior. El objetivo central del gobierno de Nixon es el de sacar al país de la depresión que padece, aumentar el empleo, frenar la inflación y mejorar el clima social y político del país. Los problemas del dólar, si bien importantes para los Estados Unidos, tienen un lugar secundario en la estrategia económica planteada en la “nueva política económica”. Esto debe ser comprendido cabalmente, porque de no hacerlo, corremos el riesgo de no entender lo que está pasando, y de no captar correctamente la posición norteamericana.
Seguramente los acontecimientos que se avecinan nos darán la razón, porque es de preverse que en las negociaciones que tendrán lugar entre los Estados Unidos y los demás países el punto central de parte del gobierno norteamericano va a ser el de lograr las mayores ventajas para fortalecer su economía interna –auxiliado, desde luego con su posición en el exterior- lo que quiere decir que el problema del dólar tratará de ser manejado con ese carácter secundario. Abundaremos sobre estos aspectos en los siguientes artículos.
Continuará...