¿Que busca el imperialismo? Sordos ante el clamor de la América Latina, rebajaron la cuota azucarera en respuesta al Nacionalismo

Manipularon las cuotas para favorecer a algunos países en donde la industria azucarera está dominada por empresas norteamericanas.

El gobierno norteamericano aplazó la ratificación del Convenio del Café, como un medio de ejercer presión sobre países como Brasil y Ecuador que adoptaron las 200 millas de mar territorial.

Ya la metrópoli norteamericana muestra una visible incapacidad para mantener su hegemonía sobre el Continente: la agresión económica permanente que está utilizando es prueba evidente de que el Imperio está en crisis.

Los intereses de los monopolios norteamericanos están ahondando los problemas de nuestros países, agudizando los conflictos y conquistando enemistades por doquier.

Pero la agresión está resultando contraproducente para los imperialistas norteamericanos, porque nuestros pueblos se están uniendo cada vez más en defensa de sus intereses. La respuesta es la unidad en lo exterior, y un mayor énfasis en el desarrollo interno, basado en la justicia social y en un mercado interno vigoroso.

El mercado norteamericano del azúcar hasta el primer semestre de 1960, estaba reservado totalmente para la producción doméstica de los Estados Unidos y sus territorios bajo su control y para la de Filipinas (hasta 1946 fue colonia norteamericana) y la de Cuba cuya industria azucarera estaba casi totalmente dominada por empresas yanquis. El 97.1% de las necesidades de azúcar en los primeros seis meses de 1960 eran cubiertas por esos proveedores, correspondiendo el 53.4% a la producción doméstica y colonias, el 33.4% a Cuba y el 11.2% a Filipinas. Solamente el 2.9% era adquirido en otros países, correspondiendo a México el 0.7%, o sean 58,795 toneladas cortas, de un consumo total de 8.5 millones de toneladas.

La Revolución Cubana vino a cambiar la situación, cuando los Estados Unidos se percataron de la orientación socialista del régimen cubano. La primera medida adoptada por el gobierno norteamericano en su política azucarera consistió en reducir substancialmente la cuota asignada a Cuba, en 700,000 toneladas, paso que fue dado en julio de 1960. El propósito consistía en ejercer presión económica sobre Cuba, para que rectificara su camino. Era un castigo semejante al que ahora está tratando de aplicarse a los países latinoamericanos rebeldes.

Al reducir la cuota azucarera a Cuba, los Estados Unidos se vieron en la necesidad de obtener en otros países productores el azúcar necesaria para completar abastecimientos, y aún para elevar sus inventarios en previsión de dificultades futuras, y con la urgencia y seguridad que el caso requería. Con esos propósitos procedió a elevar la demanda total de 8.5 a 9.2 millones de toneladas cortas, y a modificar las cuotas asignadas a sus proveedores elevándolas fuertemente para los de su propio territorio y colonias, para Filipinas y para algunos países de la América Latina. Fue entonces propiamente cuando se abrió el mercado norteamericano para el azúcar de los productores latinoamericanos distintos a Cuba.

Frente a la reducción de 700,000 toneladas a Cuba, se elevaron substancialmente las cuotas de México (de 58,795 a 363, 277 toneladas), República Dominicana, Perú, Nicaragua y otros, y además se asignaron cuotas a nuevos proveedores entre los que destacó Brasil, con 91,035 toneladas cortas.

El monto de las cuotas asignadas a estos proveedores latinoamericanos fue de nuevo aumentada en grandes proporciones cuando a finales del año de 1960 los Estados Unidos decidieron suprimir totalmente la cuota de Cuba, que a principios de 1960 alcanzaba la cifra de 2.830,151 toneladas cortas.  De esta manera, las cuotas asignadas a los cuatro principales proveedores latinoamericanos en 1961 ascendieron al 20% de la demanda total de los Estados Unidos para ese año, que fue de 8.9 millones de toneladas. Las cuotas fueron las siguientes:

Países

Toneladas

%

México

621,432

6.98

Perú

577,321

6.48

República Dominicana

302,896

3.40

Brasil

278,033

3.12

Colombia

41,731

0.47

Haití

41,072

0.46

Nicaragua

39,343

0.44

Ecuador

32,659

0.37

Costa Rica

27,406

0.31

Guatemala

15,422

0.17

El Salvador

10,886

0.12

Panamá

9,072

0.10

Paraguay

4,536

0.05

Total

2,001,811

22.47

Como puede verse, prácticamente estos países vinieron a sustituir a Cuba en el abastecimiento de azúcar para el mercado norteamericano, lo que quiere decir que su aportación permitió a los Estados Unidos disponer del azúcar suficiente para cubrir su consumo cuando su política de bloqueo a Cuba tenía urgencia y necesidad de asegurar abastecimientos de fuentes exteriores.

Cuando te necesito, te ayudo, porque me ayudo a mí mismo

La apertura del mercado norteamericano del azúcar para los productores latinoamericanos (fuera de Cuba) condujo a todos ellos a expansionar fuertemente su producción, ya que consideraron que dispondrían de un mercado seguro y de precios generalmente más elevados que los del mercado mundial –por la política de gobierno de los Estados Unidos de proteger a su industria doméstica de altos costos- y de manera permanente  o al menos por muy largo plazo, dadas las condiciones de rompimiento total de las relaciones comerciales de los Estados Unidos con Cuba. En aras de conservar y ampliar ese mercado, los productores latinoamericanos hicieron los máximos esfuerzos para cumplir con toda oportunidad con las cuotas que se les asignaron, sacrificando, en no pocas ocasiones el propio consumo interno. Tuvieron lugar, es cierto, algunos casos de incumplimiento, pero fueron motivados por causas de fuerza mayor, como falta de producción ocasionada por fenómenos meteorológicos; en todo caso, fueron situaciones excepcionales.

Los países latinoamericanos se olvidaron de que los Estados Unidos norman su política comercial exterior fundamentalmente por sus propios intereses, económicos y también políticos. Discriminan al seleccionar sus proveedores; elevan sus compras a unos y reducen a otros, según les conviene, estimulando la producción de los “favorecidos” y ocasionando serios perjuicios a los que en alguna u otra forma son considerados rebeldes, para castigarlos deliberadamente. Así lo hacen con el café, con el jitomate mexicano, el ganado, la fruta, etc.

El caso del azúcar es típico de esta conducta norteamericana. Cuando lo necesitaron, elevaron substancialmente sus compras a los países latinoamericanos. Con ello propiciaron, como ya dijimos, el cultivo de caña de azúcar, cuyo ciclo es de varios años, y también la capacidad de la industria azucarera. Ahora, sin negociaciones previas, por decisión unilateral de gran potencia, está a punto de reducir en proporciones considerables y por un periodo de tres años, las cuotas los cuatro proveedores latinoamericanos más importantes: México, Perú, República Dominicana y Brasil.

La reducción de cuotas a estos países, y al conjunto de la América Latina es un acto francamente discriminatorio que viola principios establecidos en las relaciones de los países de la Organización de Estados Americanos, ya que es una agresión económica deliberada contra estos países. No solamente se pretenden reducir las cuotas de los cuatro países por razones esencialmente políticas, —200 millas de mar territorial, captura de barcos atuneros, política nacionalista en algunos casos—, sino que en la Ley que ya ha sido aprobada por la Cámara de Representantes se establece un impuesto de 20 dólares por tonelada de azúcar procedente de países que afecten intereses norteamericanos (a juicio del gobierno de los Estados Unidos, por supuesto, que debe entenderse intereses de los monopolios yanquis, que no del gran pueblo de ese país).

El carácter discriminatorio y de agresión económica ha sido reconocido y denunciado no solamente por los países latinoamericanos, sino por algunos hombres públicos de los Estados Unidos, como es el caso del diputado demócrata John G. Dow y el republicano Wiley Mayne. El primero calificó de mezquina y cruel la reducción de cuotas, y el segundo hizo la denuncia de que los aumentos a las Bahamas, de 23,173 toneladas, obedece a que en ese territorio opera una empresa norteamericana que ha estado perdiendo dinero y que con el aumento de cuota recibirá un subsidio a costa de los consumidores norteamericanos.

Frente a la política de gran potencia del gobierno de los Estados Unidos, que manipula su comercio exterior sin importarle las consecuencias de sus actos sobre sus proveedores la América Latina parece estar en el camino correcto de unir fuerzas para demandar un trato justo, con plena participación en negociaciones que conduzcan a convenios satisfactorios para su comercio con los Estados Unidos y otros países. Hará falta también que nuestros países pongan una mayor atención a la necesidad de basar el desarrollo en el mercado interno con el máximo aprovechamiento de sus recursos: El Comercio Exterior sólo debe ser auxiliar  y no la base de nuestro progreso.♦

Se consultaron: Estadísticas azucareras, UNPASA, 1970, The Economist, 22-28 de mayo de 1971, México ante el Mercado Norteamericano del Azúcar, Elena Ferreiro Portilla, Tesis Profesional, 1964.

Ceceña, José Luis [1971], "¿Que busca el imperialismo? Sordos ante el clamor de la América Latina, rebajaron la cuota azucarera en respuesta al Nacionalismo", México, Revista Siempre!, 939: 22-23, 23 de junio.