Dos grandes barcos de 26 mil toneladas cada uno y construidos en los astilleros de Polonia, se incorporarán en breve plazo a nuestra flota marítima. La adquisición de esas dos grandes unidades tiene un doble significado: México entra de lleno y en grande, al transporte internacional de pasajeros con unidades propias; por su parte Polonia consolida su posición destacada en la construcción naval, con la botadura del Azteca, y en fecha próxima del Maya, que son los mayores barcos de pasajeros que ha construido. El desarrollo acelerado de países como Polonia presenta una amplia perspectiva para que México aumente y diversifique su comercio exterior, sobre bases de equidad, de beneficio recíproco y de respeto mutuo. ¿Sabremos aprovechar las perspectivas que se nos presentan o seguiremos sujetos a los poderosos y al los intermediarios internacionales?
Los grandes adelantos en las comunicaciones y transportes que se han logrado en las últimas décadas han estrechado la interdependencia entre los países del mundo y han ampliado las perspectivas de aprovechar las ventajas de la división del trabajo en escala internacional. A través del comercio exterior las naciones del mundo pueden complementar sus recursos, dedicar su esfuerzo a las líneas de producción para la que están más capacitados y derivar de ello grandes beneficios. El comercio exterior se convierte así en una necesidad vital y en un vínculo formidable de solidaridad internacional tanto en lo económico como en lo cultural.
El comercio internacional para que juegue este papel de palanca del desarrollo mundial y de la solidaridad entre los pueblos, debe sustentarse en bases sólidas de equidad, de beneficio recíproco y de respeto absoluto de la soberanía nacional. El comercio que no es equitativo enriquece a unos, los poderosos, y empobrece a otros, los débiles; y cuando se aprovecha el comercio para intervenir en los asuntos internos de otros países, se crean fricciones que obstaculizan el estrechamiento de los lazos de amistad y anulan los beneficios que podrían derivarse del intercambio internacional.
Como país independiente, deseoso de elevar rápidamente las condiciones de vida del pueblo, México tiene necesidad imperiosa de fortalecer sus relaciones económicas internacionales sobre esos principios de equidad y de respeto mutuo con todos los países del mundo. La diversificación de mercados se plantea así como una de las piedras angulares de su política de comercio exterior porque, como lo dijo el gran patriota latinoamericano José Martí, el que comercia fundamentalmente con un solo país se convierte en su servidor y compromete su independencia y su futuro.
Se abren grandes perspectivas
Salvando los grandes obstáculos que interponen los intereses creados, México está logrando importantes avances en la diversificación de sus mercados, que demuestran que existen grandes posibilidades de ampliar substancialmente su comercio exterior y lo que es más importante aún, que ese comercio puede llevarse a cabo sobre las bases de equidad y de respeto mutuo. Un ejemplo de estos logros, entre otros, se refiere a las transacciones que se están llevando a cabo con Polonia.
El comercio entre nuestro país y Polonia se encuentra en un claro proceso de expansión. En un período de dos o tres años Polonia ha comprado alrededor de 90 millones de dólares de productos alimenticios, especialmente cereales con perspectivas a aumentar considerablemente en el futuro. Por su parte México está adquiriendo importantes productos polacos en las mejores condiciones de precios, calidad y condiciones de pago. Entre éstos, cabe destacar la adquisición de dos grandes unidades de transporte marítimo de pasajeros que en breve plazo se incorporarán al servicio internacional.
Los barcos adquiridos por México en Polonia son el Azteca que ya ha sido botado en los astilleros de Szczecin, y el Maya que estará concluido en el presente año. Ambas embarcaciones tienen una capacidad de 26 mil toneladas y son de lo más moderno que existe en su género. Con estos barcos aumentará, considerablemente nuestra flota de servicio internacional, lo que significará un importante jalón en el desarrollo de las líneas genuinamente mexicanas de transporte marítimo.
Esta transacción nos da un ejemplo de un comercio de beneficio recíproco. Para México los beneficios son evidentes porque le ayudarán a ir haciendo realidad una vieja y legítima aspiración de disponer de una flota propia de transporte internacional que reduzca la dependencia respecto a líneas extranjeras. Para Polonia tiene también mucha importancia, porque viene a ampliar su mercado para su cada vez más importante industria de construcción naval. Cabe indicar en este sentido que el Azteca y el Maya son las unidades de transporte de pasajeros de mayores dimensiones que han sido construidas en los astilleros polacos.
Polonia, un cliente potencial muy importante
El acelerado desarrollo de la República Popular de Polonia, la convierte en un cliente seguro para una amplia variedad de nuestros productos y al mismo tiempo, en un importante proveedor para nuestras crecientes necesidades de nuestro desarrollo industrial y de servicios. Veamos algunos datos relevantes del progreso sostenido y de alto ritmo que ha logrado Polonia en los últimos años, a efecto de que podamos apreciar con las posibilidades que se nos presentan para intensificar nuestro comercio con ese país.
A pesar de los grandes destrozos que Polonia resintió con la ocupación de la Alemania de Hitler, tanto de bienes materiales como de población, Polonia logró levantarse con enormes bríos y proyectarse en una marcha acelerada de superación nacional. Con un territorio de 312 500 km2, menos que de la sexta parte de la superficie de nuestro país y un poco mayor que el estado de Chihuahua, y con una población de 32 millones de habitantes (año de 1965), Polonia se ha convertido en el corto período de un poco más de dos décadas en un país industrial de gran dinamismo. El ingreso nacional polaco ha crecido a una tasa promedio anual de 7.1% durante el período de 1951 a 1965. Su producción industrial se ha elevado, durante el mismo período a un ritmo del 11.4%. Su producción agrícola, en cambio, ha crecido a un ritmo mucho menor, alcanzando una tasa del 3% en promedio anual.
Los avances logrados en algunas líneas importantes son los siguientes: la producción de acero, que en 1950 era de 2.5 millones de toneladas, en 1966 se elevó a 9.8 millones; la de carbón mineral aumentó de 79.5 millones de 129.3 millones de toneladas; la de cemento se cuadruplicó, pasando de 2.5 millones de toneladas a 10 millones; la de tractores que en 1950 era de 4 mil unidades a 1966 se elevó a 26 200 unidades; la producción de ácido sulfúrico logró cuadruplicarse pasando de 285 mil toneladas a 1.1 millones, y la de abonos minerales se elevó de 160 mil toneladas a 826 mil toneladas. Éxitos semejantes ha logrado Polonia en la producción de laminados, de maquinaria, de materiales plásticos, tejidos, azúcar y otros más.
En la construcción naval Polonia ha registrado un desarrollo espectacular. En 1968 logró rebasar al Japón en la construcción de barcos pesqueros, conquistando así el primer lugar en el mundo en esta rama. En ese mismo año Polonia construyó 61 grandes barcos de alta mar con un tonelaje de peso muerto de 477 000 toneladas. De su producción naval de 1968 Polonia logró vender 47 unidades a países como Noruega, Gran Bretaña, la URSS, la India, Rumania, Irán y México.
Para el período de 1966-1970 el Plan Quinquenal prevé metas muy ambiciosas. Se ha fijado el objetivo de lograr un crecimiento de la producción industrial del 7.5% anual en promedio, poniéndose el énfasis en el desarrollo de la industria química, la electrónica, la fabricación de maquinaria y en las industrias de exportación.
Como puede comprenderse, el desarrollo polaco aumentará las exigencias de aumentar su comercio exterior, tanto de importaciones como de las exportaciones, y buena parte del éxito dependerá de que dicho comercio con el exterior se amplíe en la medida necesaria. Esto indica que existen grandes posibilidades para países como el nuestro de intensificar sus transacciones económicas con Polonia sobre las bases que hasta ahora han caracterizado a su comercio, o sea, de equidad, beneficio recíproco y de respeto mutuo.
Las perspectivas que hemos puntualizado de fortalecer nuestro comercio exterior, de ampliarlo y diversificarlo y de sustentarlo sobre bases sanas de intercambio, se presentan también con muchos otros países socialistas. Las posibilidades son realmente grandes con países como China que cuando las condiciones han sido favorables ya ha alcanzado proporciones de significación, con la URSS, con Hungría, con Yugoslavia, con la República Democrática Alemana, etc., países cuya economía se encuentra en franca expansión y que en forma creciente se abre hacia el exterior.
El futuro de nuestro comercio exterior, que como dijimos es vital para fortalecer nuestro crecimiento, se presenta, según podemos ver, bastante halagador, si es que nos decidimos realmente a superar las condiciones de dependencia en que hemos vivido y aprovechamos, como país dinámico e independiente, a enfrentarnos a los intereses creados y nos sacudimos la, pesada carga de prejuicios y sujeciones políticas en que nos han mantenido.♦