El zigzag de la economía nacional. 1967 fue menos bueno que 66: el ritmo de crecimiento se redujo del 7% al 6.4

En el año de 1967 la actividad económica nacional logró mantenerse a un nivel relativamente alto, aunque perdió algo de su dinamismo. Después de haber alcanzado el 7% en 1966, descendió al 6.4% en 1967. Esta tasa de crecimiento de la producción nacional puede considerarse todavía aceptable, ya que supera con un margen importante al ritmo de crecimiento de la población, que es del 3.6%, y excede con amplitud a la que registra la mayoría de los países de la América Latina y de otras latitudes del mundo occidental.

Llama la atención, sin embargo, no solamente que haya perdido parte de su dinamismo general, sino que algunas ramas importantes siguen desenvolviéndose con lentitud y otras que en el año anterior alcanzaron ritmos elevados, en 1967 hayan sufrido notorios quebrantos. De igual manera, resulta inquietante que algunos problemas, como el del Comercio Exterior, lejos de mostrar mejorías tienden a empeorar.

Actividades más dinámicas. Comparando los datos de 1967, con los de 1966, encontramos que solamente tres sectores lograron mejorar su ritmo de crecimiento: la producción de petróleo, la silvicultura y la pesca.

El petróleo y derivados fue la actividad más dinámica en 1967, logrando incrementarse en un 11.5% respecto a 1966, año este último en que apenas había logrado aumentar en un 2.7% respecto a 1965. La silvicultura, por su parte, que en 1966 había quedado estancada, en 1967 creció a un ritmo del 7.5%. Finalmente la pesca, que en 1965 sufrió un aletargamiento, en 1966 aumentó en un 6.5% y en 1967 aumentó todavía más, alcanzando una tasa del 8% de crecimiento.

Actividades que no aumentaron su ritmo.  Cuatro sectores importantes registraron incrementos similares a los del año de 1966: energía eléctrica, transportes y comunicaciones, agricultura y minería.

La generación de energía eléctrica que ha sido en los últimos años una de las actividades más dinámicas, en 1967 se desenvolvió a una tasa del 10%, igual a la lograda en 1966, pero inferior a la que alcanzó en 1964 que fue del 14.9%. A pesar de esto el ritmo a que se desenvuelve la generación y distribución de energía eléctrica es todavía elevado.

Los transportes y comunicaciones se desenvolvieron en 1967 a un ritmo similar al de 1966, alcanzando una tasa del 5%, frente al 4.8% en el año anterior. Estas tasas son inferiores, sin embargo, a las logradas en el año de 1964, en que alcanzaron la cifra del 6% de crecimiento.

La agricultura y la minería, por su parte, se mantienen prácticamente estancadas, ya que no solamente no aumentaron su ritmo de crecimiento, sino que la magnitud de sus incrementos anuales son notoriamente bajos. La agricultura apenas se desarrolló a una tasa del 2% en 1967, la misma de 1966, y la minería apenas alcanzó una tasa del 1.7% en 1967 y de 1.5% en 1966.

Actividades que redujeron su ritmo. Cinco actividades redujeron su dinamismo en el año de 1967: la Industria Manufacturera, la Industria de la Construcción, la Ganadería, el Comercio y el Gobierno.

La Industria de Transformación se desarrolló a un ritmo del 8% en 1967, respecto a 1966; esta tasa fue inferior a la alcanzada en 1966 que fue del 10%. Esta reducción tiene mucha significación ya que la Industria Manufacturera puede considerarse el eje del desarrollo del país.

La Industria de la Construcción sufrió una caída en su ritmo de crecimiento todavía más acentuado que el de la Industria Manufacturera. En 1966 había crecido a un ritmo del 16%, descendiendo al 10.5% en el año de 1967. La reducción en el dinamismo de esta actividad tiene también grandes consecuencias especialmente en el factor ocupacional, ya que se caracteriza por ocupar mucha mano de obra.

La Ganadería es otra actividad que se encuentra en serias dificultades para desarrollarse. En 1967 no logró alcanzar la tasa que había registrado en el año anterior, sufriendo una reducción en su ritmo de crecimiento, del 4% en 1966, al 3.5% en 1967.

Finalmente, el Comercio y el Gobierno experimentaron también importantes reducciones en sus ritmos de crecimiento cayendo el primero al 6.4%, frente al 7.5% en el año anterior, y el segundo al 5%, frente al 6% que logró en 1966.

Por estos datos, que proceden del Banco de México, puede apreciarse con toda claridad que existen síntomas inequívocos de que la economía nacional afronta serias dificultades. Las actividades económicas esencialmente productivas, como la agricultura, la ganadería, la minería, se desarrollan muy lentamente, y la industria manufacturera está perdiendo su dinamismo, que la había caracterizado.

El sector externo, con grandes problemas.

Durante el año de 1967 se agudizaron los problemas que desde hace tiempo viene padeciendo nuestra Comercio Exterior. Por una parte, las compras al exterior siguieron creciendo fuertemente (9%), mientras que las ventas de productos sufrieron un sensible descenso (3.8%), que determinó un considerable saldo deficitario en la Balanza Comercial.

Como se ha hecho característico de nuestras transacciones con el exterior, el fuerte déficit de la Balanza Comercial (compra venta de productos) no pudo ser cubierto con los renglones de Servicios (turismo, transacciones fronterizas, etc.) al grado de que el conjunto de transacciones de productos y de servicios (lo que se llama Transacciones en Cuenta Corriente) arrojaron un déficit cuantioso, de 463 millones de dólares. Este déficit fue superior al registrado en 1966, en 119.5 millones de dólares.

Cabe señalar que en 1967 el comercio con los países de la América Latina que forman la ALALC también empeoró, ya que se registró una disminución de un 3.5% con respecto a 1966, debido a que nuestras ventas a esos países sufrieron una reducción del 10.9%, nuestras compras a esos países, en cambio, aumentaron en un 10%. Esta situación es desalentadora, sobre todo en atención a la política de integración económica en un Mercado Común Latinoamericano.

En el renglón de servicios debemos destacar que sigue angostándose el margen entre lo que deja el Turismo y lo que gastan nuestros connacionales en sus viajes al exterior. En 1967 se registró un aumento del 11.1% en los ingresos por Turismo, en tanto que los gastos de los turistas mexicanos en el exterior se elevaron en un 26.6% El resultado global fue que en 1967 los ingresos netos por Turismo apenas aumentaron un 0.2%, situación que se compara muy desfavorablemente con la de 1966, en que se obtuvo un incremento del 23.5%. Aunque se puede esperar que en 1968 la situación no empeore, por razón de las Olimpiadas, la tendencia general es hacia la reducción de los saldos netos por Turismo, y probablemente para 1969 en adelante, este renglón que anteriormente dejaba un saldo positivo de importante cuantía, se convierta en otro de los renglones deficitarios de nuestras cuentas con el exterior. Con ello tenderá a agravarse la situación de nuestra Balanza de Pagos.

De nuevo en 1967 se logró nivelar la Balanza de Pagos y hasta aumentar en 39.8 millones de dólares la Reserva del Banco de México, gracias a los Créditos Exteriores y a las Inversiones Directas Extranjeras. La cuenta de capital a largo plazo arrojó un saldo positivo de 290 millones de dólares, atribuible a las mayores disposiciones netas de créditos del exterior a plazos mayores de un año y a la colocación en los mercados financieros internacionales de bonos de la Comisión Federal de Electricidad, de Nacional Financiera y del Gobierno Federal.

Urgen medidas a fondo

El panorama que hemos presentado de la situación económica del país en 1967, no es nada tranquilizador. No obstante que se logró un aumento del Producto Nacional Bruto de un 6.4% y que se mantuvo la estabilidad del peso, con cierto aumento de las reservas, la economía nacional está perdiendo dinamismo en las actividades productivas básicas y las transacciones con el exterior muestran desajustes que tienden a acentuarse. Además, continúan agravándose los grandes problemas de la mala distribución de ingresos, de creciente poder económico de la oligarquía nacional y extranjera y del endeudamiento exterior. Si no se atacan a fondo todos estos problemas nos precipitaremos por un sendero peligroso que dará al traste con el desarrollo económico nacional y propiciará desajustes sociales y políticos de alcances imprevisibles, pero ciertamente de gran envergadura. Urge, pues, una política de cambios profundos que haga realidad la aspiración fundamental de la Revolución Mexicana de acelerar el desarrollo económico para beneficio de las grandes mayorías, y con una sólida independencia nacional.

Ceceña, José Luis [1968], "El zigzag de la economía nacional. 1967 fue menos bueno que 66: el ritmo de crecimiento se redujo del 7% al 6.4", México, Revista Siempre!, 767: 22-23, 6 de marzo.