Los beneficios del turismo en México los reciben… los norteamericanos

Los dólares que entran al país por este concepto los acaparan ellos con sus líneas de aviones y con sus cadenas de hoteles. Recibimos 258 millones y gastamos 158 millones

En el período de la postguerra se ha desarrollado con gran vigor una nueva industria, de carácter muy especial, a la que se ha dado en llamar la “industria sin chimeneas”. Se trata nada menos que del turismo.

El turista, con su cámara lista para captar el folklore de los cinco continentes, se ha convertido en una figura omnipresente y parte de ese mismo folklore en muchos países, como Italia, Suiza, Francia, España, Japón y México.

Los fabulosos adelantos en los medios de comunicación, que han acortado las distancias y han facilitado el conocimiento mutuo de los pueblos del mundo, aunados a los más altos niveles económicos alcanzados por la clase media y alta de muchos países, son los factores más importantes que explican el desarrollo espectacular que ha alcanzado el turismo.

De acuerdo con las cifras, disponibles, los ingreso derivados por los distintos países capitalistas por el turismo alcanzaron la cifra de 2,100 millones de dólares en 1950; para 1963 esa cifra se elevó a 9,053 millones de dólares, o sea, más de cuatro veces el valor correspondiente a 1950. Estas cifras indican que el turismo en escala mundial creció vertiginosamente, a razón de un 33% en promedio anual. Difícilmente se encuentra otra actividad económica que haya experimentado un desarrollo tan rápido.

Al alcanzar una cifra tan elevada, el turismo se ha convertido en un renglón económico de extraordinaria importancia para una serie de países que tienen condiciones propicias para el desarrollo turístico.

El incremento tan notable en el turismo internacional en los últimos tres lustros se ha distribuido en forma desigual en el mundo. Así, mientras que en 1950 a los países europeos correspondían 890 millones o sea el 43% del total, para 1963 esa cifra se elevó a 5,400 millones de dólares, que representaron el 60% del total mundial.

La mejoría registrada por Europa en el lapso considerado se realizó a costa principalmente de los Estados Unidos y Canadá y de los países de América Latina. Los dos primeros días alcanzaron el 32% del total mundial en 1950, bajando en 1963 a solamente el 17%. Por su parte América Latina, aunque en números absolutos logró triplicar los ingresos por turismo, perdió en importancia relativa, al descender su participación en el total mundial del 19%, al 14%.

El turismo ha alcanzado en algunos países ya tanta importancia que constituye uno de los renglones más destacados de su economía. En tal caso se encuentran Italia, España, Suiza y Francia, en Europa; y México, en América Latina.

Los ingresos que México ha recibido por concepto de turismo extranjero han aumentado desde 1950. De 111 millones de dólares que ingresaron en ese año, la cifra se elevó a 278 millones de dólares en 1965. Esto indica que en 1965 los ingresos fueron dos y media veces los correspondientes a 1950, lo que da un ritmo anual promedio de crecimiento del 10%. Comparado con los demás renglones de la economía nacional, el turismo superó a casi todos ellos en el ritmo de crecimiento.

Pero, al mismo tiempo que crecieron los ingresos derivados del turismo, el país experimentó una creciente salida de dólares por concepto de gastos de turistas residentes en México que salen al exterior. Y el ritmo de crecimiento de los gastos fue superior al de los ingresos. Así, mientras que en 1950 los turistas mexicanos que salieron al exterior gastaron solamente 9.3 millones de dólares, para 1965 la cifra de gasto subió a 119.3 millones de dólares. Esto indica que los gastos han crecido a un ritmo anual del 84%, frente a un ritmo de crecimiento de los ingresos del 10%.

Ya en 1965, a pesar de haber recibido ingresos por turismo por valor de 278 millones de dólares, sólo tuvimos un ingreso neto de 158 millones de dólares debido a que los turistas mexicanos gastaron en el exterior 119 millones de dólares.

Si continúa esta tendencia, en pocos años los gastos podrán igualar a los ingresos, y consecuentemente, la industria sin chimeneas, no significará ningún ingreso neto de dólares.

Sin embargo, no debe juzgarse al turismo únicamente por el monto de dólares que deje, sino también por los efectos favorables que pueda tener en otras actividades de la economía nacional. Y desde luego también, por el impacto negativo que pueda tener en otros aspectos de la vida del país.

De acuerdo con las informaciones oficiales y de estudios hechos por economistas egresados en la materia, el turismo significa una importante demanda adicional, especialmente de servicios y de alimentos y mexican curious. Los gastos que realizan los turistas se distribuyen aproximadamente en la siguiente forma: el 40% se destina a alimentos, bebidas y centros nocturnos; el 30% a hospedaje; el 16% a compras en general; el 9% a transporte local y el resto a gastos misceláneos.

De esto se deduce que el turismo no fomenta directamente ninguna actividad básica de interés nacional; esto no elimina desde luego, la posibilidad de que en forma indirecta sirva de estímulo a otras actividades fundamentales a través del efecto sobre los ingresos generales del país.

No humo, ni dólares.

Es evidente que no basta con saber el monto de dólares que representa el turismo que viene al país, sino muy especialmente debemos saber quienes reciben estos dólares. En este sentido en forma creciente, alarmante diríamos, los receptores de esos dólares no son empresarios mexicanos, ni empleados u obreros mexicanos

A medida que el turismo en México ha ido desarrollándose, los hombres de negocios norteamericanos se han interesado en controlar ese filón. Y lo han ido logrando con rapidez vertiginosa. Veamos algunos aspectos interesantes de ese proceso.

En primer lugar, las compañías de aviación de los Estados Unidos que operan en la fuente principal de donde procede el turismo que viene a México, a través de sus amplias facilidades y de sus enormes recursos, logran canalizar a través de sus servicios aéreos una proporción muy elevada del turismo que viaja por aire. En 1965… 432,219 turistas utilizaron el servicio aéreo para visitar nuestro país. Más del 90% de esa cifra utilizó compañías aéreas norteamericanas. Por ferrocarril y ómnibus viajaron menos de 100 mil turistas. Algo más de la mitad del total, o sean 655 mil personas viajaron en sus propios vehículos. Esto quiere decir que por concepto de transporte el turismo extranjero deja al país muy poco.

En segundo lugar, en el negocio de hoteles, que es el ramo más favorecido por el turismo, grandes cadenas norteamericanas han extendido sus redes hoteleras a los principales centros turísticos del país. Cabe mencionar como ejemplo. Los casos de la cadena de hoteles Hilton y la de la Western International Hotels. La Cadena Hilton controla en México una serie de hoteles muy importantes: Continental Hilton, en la Ciudad de México, Acapulco Hilton y Brisas de Acapulco, en nuestro principal centro turístico, Hilton Monterrey, Hilton Guadalajara y Hilton Chihuahua. Todos de primera clase.

La Cadena Western International Hotels está formada en neutro país por un grupo de 16 grandes hoteles de primera clase: en la Ciudad de México, Hotel Alameda, Hotel Majestic, Hotel Ritz, Hotel de Cortés y Hotel Francis; en Hermosillo, Motel Encanto; en Culiacán, Motel Tres Ríos; en Guadalajara, Camino Real y Posada de Don Vasco, en Pátzcuaro; Virrey de Mendoza, en Morelia; Camino Real, en Ciudad Juárez; Camino Real, en Saltillo; Camino Real, en Tampico; Hotel Victoria, en Oaxaca y los hoteles Caleta y El Mirador, en Acapulco.

Por su parte, las compañías de aviación están procediendo también a extender sus servicios al negocio hotelero. La Pan-American controla en México el Hotel Reforma, y la Braniff está construyendo un enorme hotel en Acapulco.

A través del control del turismo por parte de las compañías de aviación y de las cadenas de hoteles, el negocio turístico en su proporción mayor y desde luego, en lo que hace al turismo de mayores ingresos, se está convirtiendo en un negocio más que controlan las empresas norteamericanas. Empresas norteamericanas de transporte aéreo, o de agencias de viajes o de cadenas de hoteleras se encargan del turista desde que toma el avión en una ciudad norteamericana para venir a México, hasta que lo abandona de regreso en el punto de origen. El turista generalmente no ha dejado su país de origen: hace el viaje en un avión de una empresa norteamericana; llega a un hotel de una compañía norteamericana; lo atiende una agenda de viajes norteamericana; se transporta localmente en un coche Hertz o de otra empresa norteamericana; y con frecuencia compra mexican curious en un establecimiento también propiedad de norteamericanos.

Cuando el turista prefiere viajar en su propio vehículo, de 100 casos, en 99 se alojará en un hotel de alguna de las cadenas hoteleras norteamericanas, desde la primera parada que haga al entrar al país, hasta la última, sea ésta en la Ciudad de México, o en alguno de los más importantes centros turísticos del país.

En estas condiciones, parece ser que desde el punto de vista de los ingresos del turismo, a México le queda el tener la satisfacción de haber sido anfitrión, de haber agasajado con su paisaje y con su historia y finalmente hacer un asiento contable de los “ingresos” de dólares con que se “benefició” el país. Y, de paso, haber gastado una cantidad de dinero que va en aumento, en la promoción turística.

Ante los resultados de este somero análisis, cabe preguntarse ¿debemos fomentar el turismo? La respuesta es que sí, especialmente ahora que estamos en vísperas de las Olimpiadas y del Campeonato Mundial de Fútbol. Pero el turismo debe fomentar las industrias con chimeneas, y finalmente, que se eliminen los perjuicios de diversa índole que acarrea el turismo. Y, además ¿no es tiempo ya de que pensemos en el problema que está planteando el furor turístico de nuestros compatriotas que están gastando sumas tan elevadas en viajes de placer al exterior utilizando dólares que hacen falta para el desarrollo económico del país?♦

Ceceña, José Luis [1967], "Los beneficios del turismo en México los reciben… los norteamericanos", México, Revista Siempre!, 731: 22-23, 7 de diciembre.