No hay otra salida: integrarse, o desaparecer!

Seguir políticas comunes en lo económico sustituye la vieja táctica aislacionista.

Integrarse o desaparecer, parece ser el rasgo distintivo del mundo turbulento en el que vivimos. En Europa, en los países árabes, en la América Latina y también en los países socialistas, la integración económica está siendo una de las preocupaciones centrales en los momentos actuales.

¿Por qué está de moda la integración económica? ¿Qué factores subyacen en esta ola mundial de integración, que se ha manifestado a partir de la Segunda Guerra Mundial? ¿Por qué razones, de pronto, los países de distintas partes del orbe han llegado a la conclusión de que deben integrarse en bloques y seguir políticas comunes, cuando hasta antes de la década de los treintas del presente siglo lo que existía era un extremado nacionalismo y con frecuencia una enconada rivalidad entre muchos de esos países?

Como el oleaje ha llegado a nuestros litorales y de toda probabilidad determinará la fisonomía de la vida económica de la región latinoamericana en el futuro próximo, reviste un vital interés el que estemos perfectamente enterados del significado de la integración económica, para que normemos nuestra acción en un sentido que favorezca los más caros intereses de México y de los demás pueblos de América Latina.

Desintegración mundial… integración regional.

Las dos grandes guerras mundiales, la de 1914-18 y la de 1939-45 y la gran crisis de 1929-1932, fueron manifestaciones evidentes de la crisis general que padece el sistema económico capitalista, que después de 1914 entró en un proceso de desintegración.

Con la Primera Guerra Mundial el capitalismo dejó de ser el sistema económico único en el mundo, al surgir la Unión Soviética como país socialista. Fue el primer paso hacia la desintegración del sistema capitalista mundial.

Con la gran crisis se aceleró el proceso de desintegración al obligar a los distintos países capitalistas a adoptar políticas de aislamiento y de sálvese quien pueda, como medio para atenuar los desastrosos efectos de la crisis.

La Segunda Guerra Mundial aceleró enormemente el proceso de desintegración del capitalismo, desintegración que adoptó una variedad de formas. En primer lugar, surgieron otros países socialistas en Europa, incluyendo una parte de la propia Alemania, y también en Asia, especialmente China, el país más poblado de la Tierra. El socialismo se transformó en un sistema económico mundial.

Dentro del mismo sector capitalista se operaron cambios importantes en el juego de fuerzas de los distintos países del sistema. Los Estados Unidos salieron de la guerra enormemente fortalecidos, sobrepasando a los otros países capitalistas con un amplísimo margen y constituyéndose en realidad como el país líder de todo el sistema capitalista. Las viejas potencias europeas quedaron en tales condiciones de debilidad, que en la práctica quedaron supeditadas a los Estados Unidos.

Finalmente, con la Segunda Guerra se acentuó la determinación de las colonias de obtener su independencia, produciéndose un verdadero desmoronamiento de los imperios coloniales europeos.

Estos grandes desajustes de la postguerra habrían de ser una de las causas fundamentales para que se produjera el proceso generalizado de integración económica, en unos casos como medida de defensa del statu quo, para evitar la expansión del socialismo, y en otros, como medio de lucha por mejores condiciones para ésta en los mercados mundiales, o como medio de consolidación de las ventajas logradas.

Las fronteras… absurdos económicos.

Los espectaculares adelantos técnicos de las últimas décadas han elevado la capacidad de producción a tal grado, que los mercados nacionales son insuficientes para absorber la producción de los países industriales, en unos casos de países continentales como los Estados Unidos. El problema se agudiza para los países capitalistas europeos que han perdido colonias importantes que absorbían parte de esa producción, como es el caso de Francia, Holanda y Bélgica, tres países que forman parte del Mercado Común Europeo. Una salida a esta situación se ha encontrado en la integración para formar mercados más amplios, tanto para las mercancías, como para los capitales. El interés de sobrevivir está siendo más fuerte que el de mantener fronteras inviolables y soberanas para muchos países.

Los monopolios optan por mancomunar intereses.

Otro factor importante en el proceso de integración económica de países capitalistas es el del interés de los monopolios que dominan la economía de estos países, de “entenderse” y luchar juntos, mancomunando mercados, en lugar de mantener una lucha a muerte entre sí, que en las condiciones presentes perjudicaría a todos ellos. Esta actitud de entendimiento obedece también a la circunstancia de que los grandes monopolios capitalistas han llegado a una situación de entrelazamiento que en la práctica existe ya una gran comunidad de intereses entre ellos. En estas condiciones la integración económica les permitirá lograr un mayor grado de integración particular y con otros monopolios, ampliando mercados, mejorando sus condiciones de competencia frente a las empresas menores y a extraños, y naturalmente, elevando sus utilidades.

La desintegración del átomo, factor de integración económica.

Las armas termonucleares y los cohetes teledirigidos están siendo otro factor importante en el proceso de integración económica, especialmente de los países europeos. Estas armas modernas, además de su costo tan elevado, necesitan masas humanas enormes para inmolar, algo así como mercados masivos de gran dimensión, que muchos países (para su fortuna) no poseen. El gran avance técnico en materia bélica, está determinando un cambio cualitativo fundamental, porque está haciendo inútil el uso de las armas de destrucción más modernas, y está haciendo obsoleta a la guerra misma.

En estas condiciones las rivalidades seculares de países como Alemania y Francia, por ejemplo, no podrán degenerar en guerras de destrucción total, porque no tendrían sentido. No habría beneficios qué cosechar para el país vencedor, porque no habría ninguno. De esta suerte, se crean condiciones de entendimientos y de colaboración recíproca, que pueden resultar más beneficiosos.

El aislamiento, peligro mortal

Una vez que se forma un bloque de países que acuerdan integrarse, ello obliga a otros a hacer lo mismo, como un medio de defensa. Quedarse aislado significa estar en desventaja frente a la acción común de otros países. Así por ejemplo, la formación de la Comunidad Económica Europea, por Alemania Occidental, Francia, Italia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo, obligó a otros siete países europeos, con Inglaterra a la cabeza, a formar una Asociación de libre comercio, y a algunos de la América Latina a hacer lo mismo, así como a los países árabes. La integración ha demostrado ser algo así como una bola de nieve que crece y se alimenta a sí misma.

Estas son a grandes rasgos, las razones más importantes que explican el proceso de que se extiende por el mundo. ¿Qué formas reviste esa integración y qué logros se han obtenido de ella? Habremos de ocuparnos de este importante problema en la próxima ocasión, con referencias a amplias a los principales bloques que se han formado hasta ahora, especialmente al Mercado Común Europeo que es el que más ricas experiencias presenta. Este análisis nos ayudará a entender en toda su magnitud el alcance, la forma, y los objetivos a lograr con la integración económica de América Latina en la que nuestro país está ya comprometido.♦

Ceceña, José Luis [1967], "No hay otra salida: integrarse, o desaparecer!", México, Revista Siempre!, 724: 22-23, 10 de mayo.