Cárdenas rescató la Revolución

Cárdenas rescató a la Revolución de manos de los claudicantes y oportunistas y con mano firme la reencauzó por el camino progresista y antifeudal, nacionalista y popular. Con él la Revolución Mexicana alcanzó su máximo desarrollo. Cárdenas impulsó la Revolución en todas direcciones y sentó las bases del México moderno.

El régimen revolucionario del general Cárdenas se explica en muy buena medida por el debilitamiento del capitalismo norteamericano ocasionado por la Gran Crisis económica, que iniciada en el año de 1929, prolongó sus desastrosos efectos hasta el año de 1934. La Crisis de 1929, la más grave que hasta ahora ha sufrido el mundo capitalista, hizo tales estragos en la economía de los Estados Unidos, que lanzó a la calle a más de 14 millones de trabajadores y llegó a paralizar por completo el sistema financiero de esa poderosa nación.

La desocupación en masa de millones de obreros y empleados y la quiebra de incontables negocios, provocó una situación de intranquilidad y tensión política, que puso en jaque y en serias dificultades a los grandes grupos financieros norteamericanos. Esto hizo posible que el pueblo norteamericano llevara a la Presidencia de los Estados Unidos al demócrata Franklin Delano Roosvelt. En tales condiciones, se produjo cierto aflojamiento de las ataduras con que esos sectores imperialistas mantenían bajo control a países como México. No querían queso, sino salir de la ratonera.

Por otra parte, por los mecanismos de la economía internacional. La Gran Crisis de los Estados Unidos se propagó al exterior, afectando las economías de todos los países de la esfera capitalista, y en especial la de aquellos que se encontraban dentro de su esfera de dominio. Tal fue el caso de México. El Comercio Exterior de nuestro país con los Estados Unidos cayó verticalmente. De 358.7 millones de pesos que exportábamos a ese país en 1929, nuestras ventas descendieron a 199.0 millones de pesos en 1932. También se redujeron drásticamente otros renglones de nuestras transacciones con el exterior, como los de capitales y servicios.

Los efectos económicos de la Crisis en Estados Unidos se extendieron a toda nuestra economía y padecimos también una fuerte caída en la actividad económica, desocupación, quiebras y mala situación de los negocios en general. El pueblo mexicano, sufrió serios perjuicios con la crisis, especialmente los trabajadores de la ciudad y del campo. La situación política empeoró notablemente y las fuerzas revolucionarias se movilizaron para rectificar el rumbo claudicante que seguía la administración pública, y sacar al país de la caótica situación económica en que se encontraba.

Dentro de ese ambiente nacional e internacional surgió la candidatura del general Cárdenas a la Presidencia de la República. El Partido Nacional Revolucionario lanzó a su candidato, sobre la base de un Plan Sexenal, en el que se prometía dar el máximo impulso a la Revolución Mexicana, en especial a la Reforma Agraria y a la Educación Popular.

Las realizaciones del régimen cardenista fueron de gran envergadura y esencialmente de carácter revolucionario. Entre sus aspectos más importantes destacan los siguientes:

Reforma Agraria: el impulso dado a la Reforma Agraria fue de proporciones espectaculares. No solamente se entregaron a los campesinos más de 20 millones de hectáreas durante el sexenio, que casi duplicaron la cifra total repartida en los gobiernos anteriores, sino que además se imprimió un derrotero claro y definitivamente revolucionario a la Reforma Agraria.

Con la entrega de La Laguna a los campesinos, se inició la organización colectiva de la explotación ejidal, política que habría de ampliarse con la incorporación de otras zonas agrícolas importantes del país, como Yucatán, Lombardía, Nueva Italia, Los Mochis, el Yaqui, etc.

La organización colectiva de la explotación ejidal significaba que la Revolución consideraba al ejido ya no como un mero complemento del salario de los campesinos o como un medio de subsistencia, sino como una forma de organización de la producción que estaría destinada a ser la base del desarrollo de la agricultura sobre bases de eficiencia y de alta productividad.

La explotación colectiva del ejido se consideró como la única forma de poder llevar a cabo la revolución agrícola, con la introducción de las mejores técnicas de cultivo, el uso de maquinaria moderna, etc. Era evidente que la respuesta revolucionaria al latifundio poco productivo y antieconómico no podía ser la pequeña parcela ejidal trabajada individualmente, sino la gran explotación ejidal en forma colectiva. Los agrónomos revolucionarios de la época luchaban por “la hacienda, pero sin el hacendado, y para beneficio de los campesinos que trabajaran la tierra y la trabajaran bien”. Tal fue el sentido de la acción cardenista y el único verdaderamente revolucionario y económico.

La explotación colectiva del ejido permitiría además que se fortaleciera en la clase campesina la cooperación y la solidaridad de clase, y se les hiciera refractarios al individualismo y al egoísmo disolvente del capitalismo.

Junto a la orientación social de la explotación del campo, el régimen cardenista se preocupó por rodear al ejido de las condiciones indispensables para su éxito: crédito, ayuda técnica, protección legal y seguridad. Se estableció el Banco Nacional de Crédito Ejidal, se ampliaron y fortalecieron las Escuelas de Enseñanza Agrícola, se creó el Departamento de Asuntos Agrarios y otras instituciones dirigidas a fortalecer la economía ejidal.

Política Nacionalista: otro rasgo distintivo de la gestión cardenista fue la política de defensa del patrimonio nacional. Se nacionalizaron los Ferrocarriles, se expropiaron grandes latifundios controlados por compañías norteamericanas y se nacionalizó la industria petrolera. Todas estas medidas, especialmente el rescate de la industria petrolera, sentaban las bases de un desarrollo económico independiente y acelerado.

Política de Desarrollo: además del impulso que el gobierno de Cárdenas dio a la Reforma Agraria, se preocupó por estimular el desarrollo económico en los otros sectores, especialmente en el industrial. Con este propósito se crearon y fortalecieron instituciones tan importantes como Nacional Financiera y el Banco Obrero y de Fomento Industrial, dirigidas a promover y dar apoyo crediticio a nuevas actividades industriales. Igualmente se creó la Comisión Federal de Electricidad que sería el embrión para el desarrollo económico del país. El Banco Nacional de Comercio Exterior, por su parte, surgió como una institución dirigida al fomento de las exportaciones mexicanas y de las actividades tendientes a dar impulso a nuestro comercio internacional.

Política Laboral: siendo la clase trabajadora, al lado de los campesinos, la columna más sólida de la Revolución, el gobierno cardenista también se ocupó de mejorar las condiciones de trabajo y de ingreso de los obreros. Los conflictos obrero-patronales fueron atendidos, quizás por primera vez en la historia de México, con un principio de justicia, que permitió a la clase laboral recibir salarios y prestaciones más justos. Asimismo, durante este régimen los obreros gozaron de una libertad muy amplia para organizarse y para luchar en defensa de sus intereses y los de la Revolución. A través de la CTM hicieron contribuciones de inestimable valor.

Educación popular: el gobierno del general Cárdenas pasará a la historia como un sincero y vigoroso impulsor de la educación del pueblo. Construyó escuelas, creó y fortaleció instituciones de preparación de maestros, organizó Misiones Culturales, y abrió de par en par las puertas de la enseñanza a la gente humilde del campo, de las comunidades indígenas, y a hijos de los trabajadores. A la vez que dio apoyo a las Universidades del país, creó el Instituto Politécnico Nacional como una institución que daría acceso a millares de jóvenes de bajos ingresos, para prepararse en una diversidad de campos, especialmente técnicos, que vinieron a ampliar grandemente las perspectivas educativas del pueblo y la disponibilidad de profesionistas al servicio del desarrollo independiente y democrático del país.

Las grandes realizaciones revolucionarias desgobierno del general Cárdenas se llevaron a cabo en medio de una obstinada oposición de las fuerzas de la contrarrevolución de dentro y de fuera. Los intereses afectados por el reparto agrario, por la política obrerista, por la educación popular laica, y por las nacionalizaciones, ofrecieron una franca resistencia en defensa de sus intereses. Reclamaciones internacionales, boicoteo, campañas de difamación, guardias blancas, ataques directos a funcionarios agrarios, mutilaciones a maestros rurales, y una revolución armada, fueron las manifestaciones visibles de la contrarrevolución. Al lado de ello, la fuerza del dinero, listo a corromper funcionarios, jueces, miembros del ejército y líderes obreros y campesinos, estuvo ejerciéndose constantemente para anular, o al menos deformar o frenar la marcha de la Revolución.

Estas grandes presiones lograron arrancar algunas concesiones y frenar un tanto el ímpetu de las políticas revolucionarias.  En el plano internacional se tuvo que aceptar el pago de indemnizaciones por las expropiaciones de tierras que afectaron intereses norteamericanos; en el país, se dejó intacto el control de la oligarquía sobre el sistema bancario, se abrió una puerta de escape al latifundio a través de las inafectabilidades ganaderas y por la generosidad sin límites del Gobierno del general Cárdenas se permitió a la “gran prensa” que lanzara toda clase de calumnias y de ataques irresponsables a las instituciones revolucionarias y al propio presidente, creado la desorientación de la opinión pública y tratando de minar el apoyo popular de su gobierno.

Pero navegando en estas aguas tormentosas, el general Cárdenas pudo dar un impulso formidable a la Revolución y al desarrollo del país. La producción nacional se elevó a un ritmo superior al 7 en promedio anual, el más alto logrado hasta ahora, y la Reforma Agraria y la nacionalización del petróleo así como la movilización popular, eran ya la base para el desarrollo acelerado, independiente y democrático del país.

Desafortunadamente, el colosal fortalecimiento del capitalismo monopolista de los Estados Unidos con la Segunda Guerra Mundial, que sirvió de apoyo a las fuerzas contrarrevolucionarias de nuestro país, iba a crear condiciones adversas a la continuación de la política revolucionaria y a determinar el viraje hacia el capitalismo. Las condiciones ya en 1940 eran extremadamente difíciles y ello explica que el sucesor del general Cárdenas no haya sido un revolucionario como el general Mújica, sino un hombre tibio y débil, aunque bueno y generoso, como el general Manuel Ávila Camacho.♦

Ceceña, José Luis [1967], "Cárdenas rescato la Revolución", México, Revista Siempre!, 714: 22-23, 1° de marzo.