¿Para qué alentar el turismo mexicano si ellos se llevan todo el beneficio? Objetivo los hoteles

Objetivo: los hoteles

Las empresas norteamericanas han logrado del Gobierno de México rutas directas de las grandes ciudades de Estados Unidos a centros importantes de turismo, como Acapulco y otros. La comunicación aérea con Acapulco era atendida exclusivamente por Aeronaves, hasta hace poco. Ahora tienen comunicación directa a dicho puerto cuatro grandes compañías de Estados Unidos: American Airlines, Western, Eastern y Braniff. Todas estas compañías están controlando sustancialmente el tráfico turístico de la Unión Americana hacia Acapulco, además del control que tienen del transporte de México hacia el exterior. Con esta ampliación de las rutas de las empresas extranjeras no solamente se está comprometiendo la situación de Aeronaves sino que se está drenando una parte importante de las divisas que “deja el turismo”

En nuestro país se desarrolla en estos momentos una verdadera guerra sin cuartel de parte de los monopolios norteamericanos contra toda empresa o negocio en el que todavía no han logrado dominar. Una a una van cayendo las empresas industriales, comerciales y de servicio ante el embate del desmesurado poder económico de las firmas de los Estados Unidos. Los empresarios mexicanos o los extranjeros radicados que sólo se preocupan por hacer dinero, ceden fácilmente ante ofrecimientos atractivos y traspasan sus empresas, para convertirse en rentistas, casa-tenientes o en simples “funcionarios” (empleados) de las empresas extranjeras. Algunos otros, parece ser que no tan pocos, afortunadamente, que se deciden a defender sus negocios y que prefieren ser “cabeza de ratón que cola de león” y que están compenetrados de la responsabilidad que tienen de mantener en manos mexicanas nuestra riqueza, están presentando una obstinada pelea, por mantenerse a flote. Buscan comprensión y apoyo, que con frecuencia no obtienen y finalmente tienen que doblegarse o correr el riesgo de arruinarse en una lucha desigual.

Una y otra vez hemos sustentado la tesis de que ante la fuerza de los monopolios extranjeros que se empeñan en dominar por completo nuestra economía, debemos oponer una firme resistencia fortaleciendo las empresas realmente mexicanas, propiciando la participación creciente de capitales mexicanos en empresas ahora controladas por extranjeros y, finalmente, ampliando y consolidando el sector estatal.

Es evidente que se han hecho esfuerzos importantes en los tres sentidos. El Gobierno Mexicano controla casi totalmente el petróleo, la electricidad, los ferrocarriles, y tiene participaciones de alguna cuantía en la producción de automóviles y de trailers, en la de papel, etc., y en el transporte aéreo. Empresarios mexicanos en los últimos años han invertido en una serie de actividades nuevas y han prosperado en otras. También se ha registrado un proceso de mexicanización de algunas empresas y ramas importantes.

Los avances logrados en estas direcciones han sido, evidentemente, la base del crecimiento económico que hemos registrado en las últimas décadas. En especial ha sido de gran trascendencia el control del Estado sobre las actividades energéticas, los transportes y su importante participación en otros renglones básicos. ¿Quién podría negar que la situación del país desde el punto de vista de su desarrollo y de su independencia sería muy difícil y comprometida si las actividades básicas que ahora controla el Estado estuvieran dominadas todavía por los monopolios extranjeros?

Los logros hasta ahora obtenidos, sin embargo, no son suficientes y en muchos casos se encuentran comprometidos. En primer lugar, los monopolios extranjeros se han expandido en forma mucho más rápida en otras ramas y se han ido consolidando en las que ya manejaban, y en segundo lugar, están amenazando el desarrollo y la supervivencia misma de algunas empresas estatales que se les han escapado de su control. En este último caso se encuentran ramas tan importantes como la producción de automóviles, la petroquímica, la producción de lubricantes y el transporte aéreo.

Nos ocuparemos en esta ocasión de lo que sucede en el transporte aéreo, dejando para próximas oportunidades el análisis de las otras ramas.

Lo primero que debemos destacar es que el transporte aéreo es un típico servicio público, al igual que el transporte ferroviario, el servicio de electricidad y otros. Por tal razón el transporte aéreo debe ser atendido directamente por el Estado y con criterio esencialmente de servicio público.

Por otra parte, los servicios modernos de transporte aéreo requieren de inversiones elevadas que permiten disponer de suficientes aviones modernos, de talleres adecuados, de mantenimiento, de personal bien entrenado, etc. ya que la seguridad de los pasajeros está de por medio.

Finalmente, el escudo nacional en las alas de los aviones constituye la presencia del país en el extranjero, como un mensaje de amistad hacia otros pueblos.

Estas razones han llevado a los gobiernos de muchos países a tomar en sus manos el servicio de transporte aéreo y a manejarlo con criterio de servicio social. Tales son los casos de Francia, Italia, Holanda, la India, Indonesia, además de los países socialistas.

México también ha comprendido que el transporte aéreo debe ser operado por empresas mexicanas y aun por el Estado. Prueba de ello es la disposición en la Ley General de Vías de Comunicación de que las empresas dedicadas a estas actividades estén constituidas por capital mexicano en más del 51 por ciento, y la intervención directa en este servicio a través de Aeronaves de México, que anteriormente estaba controlada por la Pan-American.

Bajo el control gubernamental Aeronaves ha registrado un desarrollo notable. Gracias a una dirección dinámica y capaz y al entusiasmo de sus técnicos y trabajadores que tienen conciencia de la responsabilidad social que pesa sobre sus hombros, los servicios de Aeronaves se han extendido y se distinguen por la solicitud con que se trata a los pasajeros. La situación financiera de franca bancarrota en que se encontraba en sus primeros años, se ha superado obteniendo utilidades de operación de alguna importancia.

La existencia de Aeronaves, la Compañía Nacional, contribuyó a darle un carácter genuinamente mexicano y amistoso a la Gira Presidencial a los países de América Central, que en otras condiciones hubiera tenido que realizarse en aviones de alguna compañía extranjera (con serio deterioro del decoro nacional) o en aviones militares, que no tendrían ciertamente un contenido de paz y amistad.

Pero, desgraciadamente el desarrollo de Aeronaves está afrontando serios obstáculos que están amenazando su futura prosperidad. Los principales de estos obstáculos están representados por la expansión de las compañías aéreas norteamericanas y por la incomprensión de ciertos funcionarios del Gobierno que no entienden cabalmente la conveniencia para el interés nacional de fortalecer a Aeronaves. Estos dos tipos de obstáculos se conjugan y están poniendo en serio peligro la existencia misma de la única empresa nacional que puede (lo ha demostrado ya) enfrentarse a la fuerza dominadora de los monopolios extranjeros del transporte aéreo.

Las formas en que esos obstáculos se están manifestando, son entre los más importantes, los siguientes:

Las empresas norteamericanas han logrado del Gobierno de México rutas directas de las grandes ciudades de Estados Unidos a centros importantes de turismo, como Acapulco y otros. La comunicación aérea con Acapulco era atendida exclusivamente por Aeronaves, hasta hace poco. Ahora tienen comunicación directa a dicho puerto cuatro grandes compañías de Estados Unidos: American Airlines, Western, Eastern y Braniff. Todas estas compañías están controlando sustancialmente el tráfico turístico de la Unión Americana hacia Acapulco, además del control que tienen del transporte de México hacia el exterior. Con esta ampliación de las rutas de las empresas extranjeras no solamente se está comprometiendo la situación de Aeronaves sino que se está drenando una parte importante de las divisas que “deja el turismo”

La industria hotelera mexicana (de por sí muy reducida) también está resultando amenazada. Las compañías aéreas norteamericanas están haciendo inversiones crecientes en la construcción y manejo de hoteles y servicios conexos. Ya no es solamente el caso de la Pan-American que controla el Hotel Reforma y otros, sino la Braniff que está construyendo una verdadera mole de veinte pisos en Icacos, Acapulco y que seguramente derivará hacia ese hotel gigantesco buena parte del pasaje no solamente de la Braniff sino de las otras compañías, dadas las conexiones que entre ellas existen.

En estas condiciones ¿qué nos queda del turismo? Si en los principales centros turísticos los servicios son atendidos por compañías norteamericanas, tanto de transporte aéreo, como de transporte local (Hertz, etc.), y de servicio y hoteles, ¿qué sentido tiene que fomentemos el turismo?

Por otra parte, se están otorgando nuevas concesiones a empresas privadas para atender rutas importantes del país, en lugar de ampliar los servicios de Aeronaves. Tal es el caso de la reciente concesión a la empresa Aerotransportes (anteriormente Aerocarga) para que sirva la ruta de Tijuana, Baja California a Yucatán, cruzando de largo a largo la República. Esta pulverización del servicio aéreo nacional y la ampliación de las rutas a empresas extranjeras en detrimento de Aeronaves, es una política verdaderamente contraria a los intereses nacionales.

¿Qué factores explican esta política equivocada? ¿Por qué se nombra Jefe del Departamento de Tráfico Aéreo Internacional, que precisamente tiene que manejar las concesiones de rutas, a un ex abogado de la Pan American? ¿Qué no existe un verdadero propósito de defender la economía nacional? ¿O no se comprende la gravedad de la situación? ¿Por qué, si hasta un ciego puede verlo? Cuando todo esté en manos de monopolios extranjeros ¿será suficiente con lamentarnos, por no haber actuado a tiempo? Señor Presidente Díaz Ordaz, usted tiene la palabra, ahora que todavía es tiempo.

Ceceña, José Luis [1967], "¿Para qué alentar el turismo mexicano si ellos se llevan todo el beneficio? Objetivo los hoteles", México, Revista Siempre!, 710: 22-23, 1° de febrero.