Capitalismo y gangsterismo van del brazo de la prosperidad

 

Al Capone y Dillinger solo fueron compañeros de ruta de los grandes tycoones de Estados Unidos.

II

El desarrollo del capitalismo, que ha llevado a la formación de grandes fortunas y de enormes empresas y concentraciones monopolistas, presenta larga cadena de atropellos, engaños, despojos, y con frecuencia, crímenes. Aún dejando de lado, por conocidos y obvios, los vergonzosos medios de que se valieron los capitalistas de algunos países como Inglaterra, Francia y los Estados Unidos, para enriquecerse (conquistas de pueblos débiles, cacería y comercio de negros, explotación bestial de su población trabajadora, etc.), ya en las épocas más civilizadas de finales del siglo XIX y en el siglo XX encontramos una gran variedad de prácticas que han utilizado los grandes monopolios para asegurar el control de las distintas actividades económicas en las que operan. Muchas de esas prácticas monopolistas están siendo empleadas por las empresas extranjeras que actúan en nuestros países y también por las empresas autóctonas que están logrando convertirse en monopolio. Nos ocuparemos de algunas de las que consideramos más importantes, tomando como base principal la situación en los Estados Unidos, país en donde los monopolios han alcanzado su desarrollo más completo. En oportunidades posteriores veremos con detalle la situación que impera en México, en las actividades más importantes de nuestra economía.

Los mentores de Al Capone

El raqueterismo en los Estados Unidos surgió mucho antes de “los fabulosos veintes” y de la época de la Gran Depresión, en que se hicieron famosos Al Capone, Dillinger y otros enemigos públicos, que sembraron el terror y causaron tantas víctimas en las principales ciudades norteamericanas. Estos gangsters no fueron otra cosa que discípulos aventajados de los grandes magnates como el Comodoro Vandervilt, Rockefeller, Morgan Astor, Gould y muchos otros, que lograron amasar enormes fortunas, por medio de procedimientos fraudulentos, robos, soborno, evasión fiscal y con actos criminales.

Como caso típico que provocó un descontento general en el público norteamericano por los atropellos, despojos y abusos de toda clase, tenemos el del monopolio petrolero representado por la Standard Oil Trust, controlada por John D. Rockefeller. Los procedimientos utilizadoss por este magnate, que dio fisonomía a la era de formación de los grandes trusts norteamericanos, fueron francamente gangsteriles. Entre las prácticas utilizadas por Rockefeller se destacan las siguientes:

Competencia desleal.- Para doblegar a sus rivales Rockefeller desataba una guerra sin cuartel utilizando todos los medios a su alcance, como la guerra de precios, hasta poner fuera de combate a sus competidores, logrado lo cual, elevaba los precios a niveles superiores a los que regían antes. Una vez destruido un empresario independiente, Rockefeller compraba a precio de ganga las propiedades del vencido.

Otra forma de competencia desleal que ponía en práctica Rockefeller y que le daba espléndidos resultados, consistía en obtener rebajas de fletes en el transporte de petróleo por ferrocarril, gracias al gran volumen de sus operaciones, con lo que lograba aventajar a sus rivales. Pero no quedaba allí su acción, sino que llegó a tener tal influencia sobre las compañías ferroviarias que logró que dichas empresas además de otorgarle reducciones en los fletes, le hicieran bonificaciones con cargo a los fletes más altos que pagaban sus competidores. Por supuesto que estos arreglos se hacían en forma secreta; pero cuando fueron conocidos por el público, se provocó un verdadero escándalo nacional, por ser un procedimiento francamente inmoral y fuera de toda regla de competencia comercial.

Pero Rockefeller no se paraba en consideraciones de tipo moral, cuando las necesidades de prepotencia de la Standard así lo requerían, recurría también a la violencia. Tal fue el caso de la destrucción de la refinería de un competidor rebelde, de nombre Matthews, en Buffalo, New York, llevada al cabo por funcionarios de la Standard. Al ventilarse el caso en los tribunales el responsable fue multado con la ridícula suma de 250 dólares y la Standard tuvo que pagar daños por valor de 85 mil dólares, suma esta última que apenas alcanzó a Matthews para cubrir los gastos del juicio. El resultado fue que un rival más había sido puesto fuera de combate. Y el responsable del acto dinamitero no pudo ser condenado a prisión porque “no se puede meter a la cárcel a un millón de dólares” y mucho menos a centenas de millones de dólares.

El soborno de autoridades fue también un procedimiento muy socorrido en las prácticas utilizadas por Rockefeller. Fuertes sumas eran utilizadas para comprar senadores, jueces y hasta Gobernadores y Congresos Locales completos. Por ejemplo, cuando la Asamblea Legislativa de Ohio intentó aprobar una Ley contra los Trusts, el dinero de Rockefeller logró bloquear el intento, al grado de que a ese Congreso se le conoce con el nombre de la “Asamblea Legislativa del Petróleo y del Carbón”.

Pero no se vaya a creer que el raqueterismo en los negocios fue un fenómeno que correspondió a la época turbulenta de la guerra sin cuartel entre los magnates del siglo pasado. De ninguna manera. Continuó siendo utilizado en muchos negocios y hasta la fecha es empleado con frecuencia, sobre todo en las luchas de los grandes monopolios rivales en escala mundial. En vísperas de la II Guerra Mundial, por ejemplo, el gobierno de Roosevelt encontró que estaba muy extendido en los siguientes:

En la distribución de productos de petróleo era común el método de bloqueo, que consistía en que los grandes distribuidores, para aniquilar a sus rivales, enviaban flotas de 40 o 50 vehículos a las gasolineras competidoras y ordenaban 1 o 2 galones de gasolina, demandaban toda clase de servicios gratuitos y pagaban con billetes de 100 dólares. El propósito era bloquear las gasolineras para impedir que otros clientes acudieran a abastecerse y hacerlas quebrar.

En la industria lechera se presentaban casos en que cuando surgía un nuevo empresario que intentaba abrirse paso con precios más bajos, era objeto de innumerables represalias, como guerra de precios, exceso de inspectores de salubridad, ataques a los repartidores, etc. En el caso de uno de estos nuevos distribuidores de leche en Detroit, se llegó al grado de dinamitarle sus instalaciones.

Otro ejemplo se presentó en la industria avícola que abastecía de pollo y huevo a la ciudad de Nueva York. Unos 30 comisionistas controlaban el mercado y cerraban la entrada a nuevos empresarios. Los procedimientos utilizados eran impedirles la entrada a los mataderos, asfixiar a los animales, vaciar arena en los camiones utilizados para el transporte, asalto a las flotas de vehículos de distribución, volcándolos y destruyéndolos, etc.

¿No encuentra usted grandes semejanzas con lo que con frecuencia sucede en nuestro medio de los negocios? Por si no está enterado tendremos oportunidad de informarle, con amplitud sobre los procedimientos que están utilizando precisamente ahora nuestros hombres de empresa en su impulso incontenible de amasar fortunas.♦

Ceceña, José Luis [1966], "Capitalismo y gangsterismo van del brazo de la prosperidad", México, Revista Siempre!, 702: 24-25, 7 de diciembre.